Curso de Historia de la Iglesia en México y en América Latina

El presente espacio es un lugar de encuentro académico para quienes analizan el tema de la historia de la Iglesia en el Continente americano. El interés es realizar un análisis cuidadoso de los acontecimientos que introdujeron el cristianismo a partir de la conquista española, portuguesa y británica en el siglo XVI y que paulatinamente se constituyeron en instauradores de las instituciones eclesiales.

martes, 16 de febrero de 2010

TEOLOGÍA EN LOS ALBORES DE LA IMPLANTACIÓN CRISTIANA EN AMÉRICA

Leer el siguiente texto y comentarlo en equipo elaborando una síntesis crítica. Entregar los comnetarios por escrito, sea en el presente Blog o en hoja aparte (fecha de realización: jueves 18 de febrero de 2010). Buen trabajo.



LOS GRANDES TEMAS DE LA TEOLOGÍA COLONIAL LATINOAMERICANA HASTA 1810


Josep-Ignasi SARANYANA


1. Cuestiones preliminares

Hubo mucha y buena teología en la América colonial[1]. Es bueno recordarlo cuando ha comenzado la preparación de la V Conferencia General, porque no se empieza de cero; se construye sobre una base sólida y firme, que ha acumulado excelentes resultados y también muchas fatigas durante cinco siglos.

Como se ha discutido tanto sobre la originalidad y la especificidad de la teología hispano-lusoamericana, empecemos con un pequeño excursus introductorio.

a) El genuino sabor latinoamericano

Un colega español ha escrito, en relación con la filosofía de América Latina, que su recorrido histórico ha consistido en "una búsqueda incesante de la identidad". Destacar, como señala este mismo colega y otros muchos, que "la filosofía se dice […] de muchas maneras", y que "una de ellas, y no en último lugar, es la filosofía al modo latinoamericano"[2], puede que sea acertado para la filosofía, pero no lo es, desde luego, para la teología que aquí se hizo, al menos en el ciclo colonial. La pretensión de escribir una teología genuinamente latinoamericana fue ajena al horizonte mental de los teólogos del ciclo colonial[3].

La cuestión de la especificidad de la teología colonial americana está ausente del famoso debate de 1550 sobre la capacidad religiosa de los indígenas americanos, mantenido en Salamanca por Juan Ginés de Sepúlveda y Bartolomé de las Casas; no aparece en la enérgica reacción de los criollos novohispanos y de otros a la famosa carta del deán alicantino Manuel Martí, publicada, desde 1735, que negaba la capacidad científica de los americanos; ni la hallamos tampoco en los posteriores escritos de los algunos expulsos jesuitas hispanoamericanos, durante su exilio italiano, al intervenir en la "disputa sobre el Nuevo Mundo", diatriba que había sido suscitada por Corneille de Paw, Guillaume-Thomas Raynal y William Robertson. Estas sumarísimas consideraciones, que son más bien flashes, sugieren que la "cuestión latinoamericanista" ha sido más bien una cuestión tardía, una pregunta "romántica" en el sentido técnico del término, una Frage post-ilustrada, un argumento moderno. No obstante, el asunto ha alcanzado tal relieve en las últimas décadas, que no puede soslayarse, al menos como punto de partida.

Cabe, pues, como hipótesis de trabajo demandarse si hubo una teología genuinamente latinoamericana durante los siglos coloniales. Y, en consecuencia, resulta ineludible, tanto si la hubo como si no la hubo, señalar los principales trazos del devenir teológico del Nuevo Orbe, porque la verificación o falsación del aserto sólo es posible desde el texto mismo y desde su historia.

b) Periodización

El ciclo colonial se puede dividir en períodos que, sin solución de continuidad, tuvieron características propias.

He aquí la periodización que les propongo: primero la teología fundante, que abarca desde los inicios hasta 1565[4]; seguidamente la recepción de Trento hasta la eclosión de la teología académica barroca americana hacia 1621; a continuación el reinado de la escolástica barroca hasta la injustificable expulsión de la Compañía de Jesús, acaecida en 1767; solapándose con la teología barroca los primeros atisbos de ilustración; y por último la teología propiamente ilustrada, que se extiende durante la segunda mitad del XVIII, hasta los primeros gritos de independencia. En consecuencia, cinco etapas, que paso a detallar.

2. La primera etapa: la teología fundante

El primer ciclo teológico abarca –a mi entender– desde los inicios de la evangelización hasta la primera recepción de Trento, excluida ésta, es decir, entre 1493 y 1565. En este ciclo hallamos varios temas recurrentes, que monopolizaron la atención de los académicos y de los pastoralistas.

Ante todo la inculturación de los artículos de la fe cristiana en las culturas amerindias. Comenzó en el marco del mundo taíno o de las grandes Antillas. Aquí destacó el ermitaño jerónimo Ramón Pané. Vino poco después la inculturación en las culturas nucleares de los valles centrales mexicanos y en el Yucatán; y en el Incario, sobre todo en el altiplano andino (mundo quechua y aymará) y en las estribaciones más meridionales guaraníes. En todos los casos, los misioneros se inspiraron en modelos tradicionales, ensayados en Europa en la evangelización medieval de los germanos y en la evangelización de los guanches canarios y los moriscos granadinos. Esta etapa de inculturación fue de gran riqueza creativa, de importante recogida de materiales etnográficos y, sobre todo, de fijación de las principales lenguas autóctonas, que era ágrafas todas ellas, aunque algunas se hallaban en el pasaje de los ideogramas o glifos a la escritura silábica.

La catequesis se centró primeramente en la enseñanza de la creación como atributo operativo de la divina esencia, en la explicación de la justicia divina (una justicia compatible con la misericordia y el perdón) y en la escatología tanto individual como cósmica. Poco a poco entraron más artículos de la fe, sobre todo el misterio de la redención obrada por Cristo y la sacramentología[5].

Se abordaron también otras cuestiones. Se debatió, por ejemplo, sobre la preparación que debía requerirse a los amerindios para la lícita administración del bautismo. También se discutió si para la validez era necesario creer en la mediación de Jesucristo. Esta curiosa cuestión, tan central el dogma católico, se había introducido por culpa de la sorprendente distinción entre la justificación inicial y segunda justificación o glorificación. La justificación primera –decían algunos teólogos salmantinos– sería por la sola fe en Dios, mientras que la justificación segunda y definitiva, por la fe en la mediación de Cristo. Aquí se batieron los teólogos americanos, sobre todo José de Acosta (ya de regreso en la metrópoli), con los teólogos de Salamanca…y obviamente ganaron los americanos.

Como ya es sabido, se reflexionó también sobre la capacidad de los amerindios para los otros dos sacramentos de la iniciación cristiana (especialmente la Eucaristía); sobre la inseparabilidad entre fides et mores, como seña de identidad de una vida auténticamente cristiana; sobre la oportunidad de ordenación in sacris de los amerindios; sobre los justos títulos de conquista y la moralidad de la encomienda; sobre la licitud de la guerra contra los chichimecas y otras guerras similares en distintas latitudes; etc.

3. La segunda etapa: la recepción de Trento

La recepción tridentina en Hispanoamérica, por obra de los segundos concilios mexicano (1565) y limense (1567-68) y, sobre todo, por los terceros limense (1582-83) y mexicano (1585), tuvo cuatro vertientes: la importante sacramentalización impuesta por Trento, la unificación catequética producida por publicación del espléndido Catecismo para párrocos (1566), la uniformidad litúrgica derivada de la adopción del nuevo Misal romano de San Pío V (1570) y del Ritual de 1614, y la reforma de la disciplina matrimonial y de la vida de los clérigos.

La creación de las dos Universidades mayores, en 1551, y de los seminarios diocesanos o conciliares, desde 1569, constituyen hitos fundamentales en el desarrollo de la vida teológica hispanoamericana. (Entre tanto, en Lusoamérica las cosas se movían con mucha lentitud, casi con un siglo de retraso, de modo que la recepción de Trento no se produciría hasta los primeros años del siglo XVIII, contemporáneamente con los primeros chispazos ilustrados)[6].

La inmediata teología académica postridentina hispanoamericana se cultivó en los estudios de las Órdenes religiosas, muy particularmente en el Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo, de México, y en las dos Universidades mayores de Lima y México.

En la Nueva España, los jesuitas tuvieron teólogos destacados en su Colegio Máximo, como Pedro de Ortigosa, teólogo ecléctico, y Diego de Santisteban, tomista convencido.

En la Universidad Real y Pontificia de México y en la de San Marcos de Lima hubo también teología desde 1551, más especialmente en la mexicana, con tres destacados maestros: el agustino Alonso de la Vera Cruz y los dominicos Bartolomé de Ledesma y Pedro de Pravia. Los tres estuvieron interesados por la inculturación de la fe y la justicia social (el pago de los diezmos), ofrecieron planteamientos novedosos en el tema de los justos títulos y se interesaron por la teología sacramental. Los tres teólogos mencionados estuvieron familiarizados con el marco geográfico y cultural americano, denunciaron los repartimientos de indios, condenaron –a su manera– la esclavitud de los indígenas americanos, aceptaron la esclavitud de los afroamericanos y de los indios capturados en guerra justa, y mantuvieron actitudes beligerantes en las formas de organización eclesiástica y en la cuestión de la exención.

En San Marcos de Lima la actividad académica anduvo, al principio, más remisa. Al comienzo estuvo regentada por los dominicos. Pronto tuvo que competir San Marcos con el Colegio Máximo de la Compañía y después con el Colegio de San Martín, de patrocinio real. Uno de los teólogos más destacados fue Juan Pérez de Menacho, del que se han conservado en Colombia, después del incendio de la Biblioteca Nacional de Lima, algunos tratados inéditos comentando la Summa theologiae.

De todo lo dicho se puede concluir que los temas teológicos fueron los que se discutían en Europa, sobre todo en Salamanca y Alcalá, con coloraciones propias, salvo la cuestión de la encomienda indígena, que en la metrópoli no se discutía desde las revueltas de los campesinos del siglo XV. Como se sabe, las guerras civiles hispánicas de mediados del siglo XV se mezclaron con fuertes reivindicaciones sociales. Los Reyes Católicos, en la Sentencia arbitral de Guadalupe de 1486, liberaron a los hermandinos gallegos y a los remensas catalanes, que eran verdaderos siervos de la gleba[7], para obtener la colaboración en el sometimiento de la nobleza latifundista. En Castilla las cosas corrieron más despacio. (No se olvide, porque es importante, que fueron castellanos los principales colonizadores de América, que trasladaron al Nuevo Mundo los usos castellanos de explotación de la tierra).

4. La tercera etapa: el esplendor de la teología barroca

Para comprender el auge de la escolástica barroca americana hay que referirse a un acontecimiento que no siempre ha sido destacado por la historiografía. El rey Felipe III pidió a la Santa Sede, en 1617, el privilegio de Universidad para los estudios de los dominicos en Santiago de Chile y Bogotá. Pablo V (1605-1621) concedió el privilegio el 11 de marzo de 1619, por el breve Carissimi in Christo, determinando que los colegios o centros de formación americanos, tanto de la Compañía como de los dominicos, pudieran otorgar grados con tal de que: a) el colegio estuviera ya formado; b) quedara a más de doscientas millas de la Universidad Real más próxima; c) los estudios no durasen menos de cinco años; y d) que los graduandos hubieran sido aprobados por el rector y el catedrático o maestro de dicho colegio. Pablo V determinó, además, que los grados no tendrían valor fuera de las Indias.

En 1621, Gregorio XV amplió la validez de los grados a todo el mundo. Las Universidades de los jesuitas y dominicos que se erigiesen conforme al breve pontificio fueron, por ello, sólo Universidades conventuales o pontificias, es decir, no reales, como lo eran la de México y la de San Marcos de Lima. Al amparo de la bula se crearon en Bogotá la Universidad de Santo Tomás y la Universidad Javeriana[8]; la Universidad de San Gregorio en Quito; la Universidad de Córdoba del Tucumán; la Universidad de Santo Tomás y la Universidad jesuita en Santiago de Chile; y la Universidad de Santo Tomás en Manila. Hubo, además, en los distintos reinos, otros colegios que alcanzaron gran relieve teológico, regentados por agustinos, franciscanos y mercedarios, aunque ninguno de ellos obtuvo el rango universitario.

Los cursos que hemos consultado proceden mayoritariamente de centros académicos jesuitas. Esto supone una evidente limitación al trazar una panorámica de la teología americana, aunque es innegable que la teología de los jesuitas fue el elemento clave en el mundo teológico americano. Si se han conservado más es que, con toda probabilidad, porque hubo más. Los líderes de la escolástica barroca fueron los ignacianos, que sólo muy parcialmente se incorporaron al movimiento pre-ilustrado de comienzos del siglo XVIII. Por ello, los códices que hemos manejado revelan que el probabilismo tuvo siempre un tratamiento destacado y minucioso, como también lo tuvo, como tratado autónomo, el estudio de la conciencia moral. Todo esto era jesuítico y, por influjo de la Compañía, constituyó una invariante de la teología escolástica barroca americana, porque los contradictores, para rebatirlo, también le concedieron una extensión desorbitada. Tal vez por la influencia de los jesuitas, tradicionales enemigos del jansenismo teológico, éste no tuvo en América la importancia que adquirió en Europa. En América, en efecto, no hemos hallado trazas importantes de jansenismo, ni ecos notables de la discusión antijansenista, antes del extrañamiento de los jesuitas.

Por contradecir a los jesuitas, que se apartaban de Aquino, los jansenistas europeos se apuntaron al tomismo, de modo que ellos serían un importante apoyo —en este punto— para los intereses de la reforma auspiciada por el papa Benedicto XIV desde 1740. Este debate pasó de Europa a América, donde las trifulcas entre dominicos y jesuitas a propósito del tomismo de los ignacianos fueron constantes. Un episodio largo y doloroso tuvo lugar en Bogotá, enfrentando a los maestros de la Universidad de Santo Tomás con los catedráticos de la Universidad Javeriana. El asunto terminó con la edición de una obra notable, por su tamaño y erudición, preparada por el javeriano Juan Martínez de Ripalda (no confundir con su homónimo y correligionario, que nunca viajó a América), titulada De usu et abusu doctrinae Divi Thomae. Con ella, Ripalda quería probar que en la Javeriana se seguía puntualmente la doctrina del Aquinate y lograr, de este modo, desencallar el proceso de aprobación definitiva de la Universidad. Logró esto, pero probó justamente lo contrario, porque lo que él enseñaba —interesante por muchos conceptos— no era Santo Tomás, sino la quintaesencia de la escolástica barroca: una filosofía surgida del Bajo Medievo, sobre todo de Juan Duns Escoto, y repensada a la luz de la inteligente síntesis de Francisco Suárez. El Ripalda javeriano, que merece contarse entre los pensadores importantes del XVII, sostuvo también una sugerente discusión sobre la naturaleza del conocimiento, en diálogo con los presupuestos de la ilustración inglesa y alemana de la época.

En la Universidad de San Marcos destacó Alonso Briceño, chileno de nacimiento, franciscano de hábito, educado en Lima, donde enseño quince años, consagrado obispo de Nicaragua, que pasó finalmente a Caracas, donde falleció. La enseñanza de Briceño tuvo una influencia notable, aunque quizá no tanta como ha pretendido David García Bacca. Fue maestro de catedráticos, entre ellos del jesuita javeriano Martín de Iturralde y Eussa, a quien ordenó en Panamá y con quien convivió por algún tiempo. En todo caso, no es descabellado atribuir el carácter ecléctico de la escolástica barroca americana tanto a Escoto, vía Briceño, como al suarismo importado por los jesuitas.

5. Los aires preilustrados

Al tiempo que, sin excepción, se consolidaba la escolástica barroca en las dos Universidades reales, en las pontificias y en las escuelas de los institutos religiosos, los nuevos aires filosóficos que cruzaban el Atlántico, procedentes de Europa, despertaban cada vez una atención mayor. El atomismo de Pierre Gassendi, la noción cartesiana de extensión y espacio, la psicología del mismo René Descartes, las tesis deístas de Pierre Bayle, las nuevas propuestas matemáticas de Gottfried W. Leibniz y tantas otras corrientes eran tomadas en consideración. En algunos desarrollos teológicos novohispanos hallamos ya interesantes diálogos con el pensamiento moderno, sobre todo en los escritos de Sor Juana Inés de la Cruz, Carlos de Sigüenza y Góngora, Juan José Eguiara y Eguren, en la correspondencia de los jóvenes jesuitas Francisco José Clavijero y Francisco Javier Alegre, y en las clases que se impartían en el Oratorio mexicano de San Felipe. Con todo, la asimilación del pensamiento moderno fue superficial, de modo que el historiador Bernabé Navarro ha podido referirse a este movimiento preilustrado como "investidura de lo moderno con lo antiguo". Los teólogos americanos de finales del XVII y de primeros del XVIII no advirtieron que lo nuevo no casaba sin más con lo antiguo, porque los planos de análisis eran distintos. Se trataba del delicado asunto del objeto formal motivo, que tantas veces no se ha tomado del modo debido. No es lo mismo un análisis físico del espacio que un análisis metafísico de la materia.

En todo caso, la teología barroca no se alteró demasiado por el influjo de la nueva filosofía.

6. La expulsión de los jesuitas y el apogeo de la teología ilustrada americana

A lo largo del siglo XVIII advertimos tres movimientos de reforma, que confluyeron poco a poco: la reforma preconizada por la Congregación de Propaganda Fide, la reforma propiciada por el papa Benedicto XIV y la reforma impulsada por Carlos III y sus ministros. Las tres corrientes pretendían objetivos semejantes, pero con distintos medios y con justificaciones poco claras en el último de los casos. Las tres reformas, además, adquirieron una sorprendente vitalidad después de la injusta expulsión de la Compañía en 1767.

Coincidían las tres reformas en su intento de "diocesanizar" la organización eclesiástica indiana, en promover el tomismo teológico y filosófico, en recuperar los análisis históricos y lingüísticos, en mejorar el nivel académico de las casas de estudios, en reponer la observancia de ambos cleros y, muy especialmente, en reordenar la vida cenobítica femenina, muy relajada por aquellos años.

El regalismo carolino se tomó muy en serio el control de la Iglesia in temporalibus, respetando, evidentemente, las disposiciones eclesiásticas relativas al fuero espiritual, aunque no siempre. Esto supuso un control de la corona sobre la Iglesia que hoy no toleraríamos. No ocurrió sólo en los reinos hispánicos, sino también en Francia, Portugal y en el Imperio. Carlos III prohibió la enseñanza de las tesis teológicas jesuíticas y prescribió otras; legisló sobre la reforma de la vida conventual, la exención de los religiosos, la catequesis, la administración de los bienes de las circunscripciones eclesiásticas (los diezmos, por ejemplo), etc. Incluso entró cuestiones estrictamente sacramentales, estableciendo, por ejemplo, un impedimento para la licitud de los matrimonios[9]. Dio, además, indicaciones precisas sobre los temas que debían tratarse en los cinco concilios provinciales que ordenó se celebrasen: México (1771), Manila (1771), Lima (1772), Charcas (1774-78) y Bogotá (1774).

Los planes de estudios de para las Facultades de Teología y los seminarios, elaborados en esos años, tienen unas características comunes, que conviene resaltar: primacía de la teología positiva, con un protagonismo notable del De locis theologicis de Melchor Cano; mayor atención a los estudios escriturísticos, a la historia de la Iglesia (tanto antigua como posterior), a la historia de los concilios y a la instrucción litúrgica; prohibición de los autores jesuitas (no sólo dogmáticos sino también moralistas); recomendación de los teólogos italianos Juan Lorenzo Berti, agustino, y Daniel Concina, dominico, integrantes del "tiers parti catholique", es decir, los de la vía media, contrapunto al frente antijansenista celante y radical; insistencia en la vuelta de San Agustín, leído desde una perspectiva rigorista, pero no tuciorista, y, sobre todo, en la recuperación de Tomás de Aquino, recibido a través del filtro de la baja escolástica y de la Escuela de Salamanca. Se aconseja, además, el estudio de canonistas moderadamente regalistas. Estas propuestas fueron, sin embargo, poco operativas, por la rápida decadencia de la teología americana en los años posteriores a la expulsión de los jesuitas. Con todo, conviene citar aquí algunos nombres: José Pérez Calama (en México y Ecuador), Francisco Eugenio Espejo (en Ecuador), Pablo Antonio José de Olavide (en Perú y España), y Toribio Rodríguez de Mendoza y Mariano Rivero (en el Perú).

Una vertiente interesante de la teología americana del siglo XVIII, quizá poco conocida, fue la polémica que los expulsos jesuitas hispanoamericanos mantuvieron en Italia con el tardojansenismo, tanto italiano como centroeuropeo. Escribieron, especialmente, contra las disposiciones del Sínodo de Pistoya, de 1786, sobre el cumplimiento del precepto dominical y la disciplina penitencial, la potestad de jurisdicción del Romano Pontífice, el culto a las imágenes, las devociones populares, las relaciones entre la gracia y la libertad, etc. Entre tales expulsos merecen destacarse, por la calidad de sus obras, el mexicano Manuel Mariano de Iturriaga y el chileno Diego José Fuenzalida. Otros expulsos no destacaron tanto por su actitud polemista, sino por sus escritos más creativos, como el mexicano Andrés de Guevara, el ecuatoriano Juan Bautista Aguirre, el mexicano Pedro José Márquez o el español, aunque recriado en el Río de la Plata, Domingo Muriel, buen etnógrafo y jurista. El mexicano Francisco José Alegre publicó póstumamente una impresionante dogmática.

7. Conclusiones

¿Qué subrayados advertimos en la teología latinoamericana del ciclo colonial, que le confieren una coloración propia? Muchos e importantes.

Comencemos por los temas de teología fundamental.

1. La polémica sobre la capacidad de los indígenas para la vida sacramental, dio pie a muchas precisiones teológicas. Quedó claro que prevalece siempre el derecho natural, y que, por tanto, se precisa la autorización paterna en todo caso, incluso en peligro de muerte, para la lícita administración del bautismo a los niños[10].

2. Quedó también establecido que el derecho de posesión no decae por las convicciones religiosas, pues el derecho a la propiedad es fundamental. En la diatriba sobre los justos títulos de conquista, los americanos matizaron más todavía las propuestas de la Escuela de Salamanca. Las explicaciones de Alonso de la Vera Cruz, que había sido discípulo de Francisco de Vitoria, constituyen un hito difícilmente superable.

3. En la cuestión de la encomienda indiana, la presión de la teología profética americana fue decisiva para la aprobación de las leyes de Burgos (1512) y, sobre todo, en la abolición de la encomienda por las leyes nuevas de 1542. En este contexto convendría revisar una interpretación un tanto simplista del sermón de Antonio de Montesinos, en diciembre de 1511, y de la bula Sublimis Deus de Pablo III (1537), solicitada por el obispo Julián Garcés. Se discutía entonces sobre la capacidad de los indígenas para ser evangelizados (una cuestión pastoral y, si se quiere, incluso dogmática); en ningún caso sobre la condición humana de los indígenas americanos, que nadie dudaba, puesto que los españoles se juntaban con las indias y procreaban de ellas con toda naturalidad… La famosa expresión de Montesinos: "¿Acaso no son hombres?", debe leerse en un contexto retórico. Era más bien una apelación a la caridad y a la misericordia, que una aclaración antropológica.

4. La doctrina sobre la soberanía popular fue un contrapeso a la tesis del poder absoluto de los soberanos, recibido directamente de Dios. Los americanos se acogieron en este punto a la tesis del origen divino indirecto, enseñada por Francisco Suárez y Juan de Mariana. En esto estriba el origen de bastantes conflictos con las autoridades virreinales, no sólo en tiempos de los Borbones, sino ya en los años de los Austrias.

5. También en polémica con el regalismo jansenista, la Iglesia en Indias discutió la capacidad de la autoridad civil para imponer impedimentos impedientes (por así decir) al matrimonio, o sea, cláusulas que hacían ilícitas algunas nupcias, como fue el caso de la exigencia de la autorización paterna para matrimonios de gran desigualdad social. El episcopado latinoamericano, aun comprendiendo las razones de tal impedimento, peleó contra su imposición, fomentando, de este modo, la mezcla de los distintos estamentos sociales y la relación intercultural e interracial.

En cuestiones de gracia y sacramentos:

6. Frente al parecer de algunos teólogos de Salamanca, los americanos insistieron en que la mediación de Cristo es única y necesaria para la salvación, hic et nunc. Por consiguiente, los indígenas debían ser instruidos sobre la mediación de Cristo. Los sacramentos de la iniciación cristiana eran un remedio, no un premio. Por consiguiente, no había que dilatar excesivamente el bautismo, había que admitir a los indígenas a la confesión (aunque asegurando, en lo posible, la integridad formal de la materia) y no debían ser excluidos de la Eucaristía. En la preparación de los adultos para el bautismo se generalizó una vía media, entre las exigencias de la Escuela de Salamanca y las pretensiones de los minoritas franciscanos.

7. El matrimonio de los indígenas no bautizados fue considerado legítimo (si mediaba la expresión del consentimiento). En este contexto, el privilegio petrino fue una conquista canónico-pastoral de la evangelización americana[11]. Al principio, y sólo por prudencia pastoral, no se consideró idóneos a los indígenas para la ordenación in sacris, por ser demasiado nuevos, con ciertas vacilaciones con relación a los mestizos. Posteriormente, esta reserva, impuesta sobre todo por Felipe II, fue decayendo, aunque se hizo crónico el déficit de sacerdotes autóctonos en el clero secular americano.

Pasemos ahora a la eclesiología.

8. Desde tiempos de Sixto V (1587) la Santa Sede había determinado que los decretos de los concilios provinciales debían ser aprobados por la Sede Apostólica. La polémica sobre la convocatoria, presidencia y aprobación final de los concilios provinciales americanos pasó por distintas etapas. Las dificultades fueron extremas en tiempos de Felipe III, de modo que casi se abandonó por completo esa vía de reforma. En tiempos de Carlos III se recuperó la vía conciliar. La convocatoria concilios se consideró, apelando a la tradición visigoda hispánica, como una de las regalías de la corona. Finalmente, y a pesar de las presiones de las autoridades virreinales, triunfó el buen sentido. La communio ecclesiastica, nunca perdida, pero sí discutida se impuso por completo. La romanidad ha sido una de las características del hacer teológico latinoamericano.

9. La recepción de Trento en América provocó un debate eclesiológico de gran calado sobre los que podríamos denominar "modelos de organización eclesiástica". Fue la confrontación entre lo que la americanística ha denominado (quizá con poca precisión teológica) "iglesia regular" versus "iglesia diocesana". En este tema incidió la apuesta del patronato regio por la "diocesanización", promovida por varias vías: secularización de las doctrinas, implantación del seminario conciliar, discusión de las exenciones de los regulares y, como medida extrema, extrañamiento de los jesuitas.

Por último la piedad popular.

10. En polémica con el jansenismo, en la segunda mitad del siglo XVII y sobre todo en el siglo XVIII asistimos a un importante desarrollo de las devociones populares (procesiones, celebración de los santos, novenas) y de la veneración de las imágenes. La piedad popular constituye uno de los timbres de gloria de la teología latinoamericana.

***

¿Qué concluir después de tantos datos y afirmaciones, si es que algo debe concluirse? Nihil novum sub sole, al menos nada radicalmente nuevo durante estos tres primeros siglos, pero muchos pequeños progresos que llevan la impronta latinoamericana. Esta es la grandeza de la ciencia teológica y, al mismo tiempo, su servidumbre: la teología no procede a saltos; no hace grandes descubrimientos de la noche a la mañana; va despacio, con calma, sacando de su tesoro, que es el depósito de la Revelación, cosas nuevas y añejas, como el escriba docto y bueno del evangelio de San Mateo (Mt. 13,52).


Josep-Ignasi Saranyana
Universidad de Navarra
Instituto de Historia de la Iglesia
E-31080 Pamplona
saranyana@unav.es

[1] Cfr. Josep-Ignasi SARANYANA (dir.) – Carmen-José ALEJOS GRAU (coord.), Teología en América Latina, Iberoamericana – Vervuert, Madrid – Frankfurt 1999, 2002, 2005, 3 vols. El cuarto y último volumen está en preparación.
[2] Carlos BEORLEGUI, Historia del pensamiento filosófico latinoamericano. Una búsqueda de la identidad, Publicaciones de la Universidad de Deusto, Bilbao 2004, p. 25.
[3] Me ocupé de esta cuestión (la posibilidad de una teología genuinamente latinoamericana) en un largo ensayo incluido en mi libro: Historia de la teología latinoamericana, Eunate, Pamplona 1996, cap. I, passim.
[4] Las diócesis americanas dependieron de Sevilla hasta 1546. El 12 de febrero de 1546 fueron erigidas las tres primeras provincias eclesiásticas americanas: Santo Domingo, México y Lima. Cfr. las bulas en Josef METZLER (ed.), America Pontificia, Librería Editrice Vaticana, Città del Vaticano, I, pp. 520-523, 523-526, 526-528.
[5] Cfr. mi volumen Teología profética americana, Eunsa, Pamplona 1991.
[6] Cfr. las Constituções Primeiras do Arcebispado da Bahia, aprobadas en el Sínodo de Salvador Bahía, de 1707, por el arzobispo Sebastião Monteiro da Vide.
[7] Esclavo afecto a una heredad y que no se desligaba de ella al cambiar de dueño.
[8] Prescindamos ahora de los nombres de entonces, si coinciden con los de ahora, si ha habido continuidad o refundación posterior y si hubo pleitos entre ellas.
[9] Una pragmática de Carlos III de 1776 (ley IX de la Novísima Recopilación) prohibió a los súbditos menores de veinticinco años contraer matrimonio sin consentimiento de los padres, en caso de notable desigualdad social de los contrayentes. Esta ley no se aplicó a América hasta 1778, pero revela el intervensionismo carolino en un ámbito hasta entonces sólo regulado por la Iglesia. Parece que el rey deseaba proteger los estamentos establecidos, evitando cruces indeseados por los progenitores y que los obispos ilustrados respiraban en la misma dirección.
[10] Esta tesis un tanto extrema, de origen escotista, ha sido posteriormente matizada por la disciplina canónica, señalando que en peligro extremo de muerte prevalece el bien sobrenatural del niño sobre la patria potestad de los padres.
[11] El privilegio petrino se aplicaba a los casos de poligamia (normalmente poliginia), en caso de bautismo del polígamo.

34 comentarios:

  1. Tercer comentario:
    La conquista espiritual “de México” Dentro de esta conquista espiritual tiene gran influencia para la enseñanza de los indígenas que eran personas con muchas ganas de aprender lo que los misioneros les enseñaban, también por parte de los misioneros había diferentes esfuerzos un ejemplo, el buscar aprender sus lenguas para poder predicarles de una forma mejor aclarando que ellos aprendían solo aquella lengua que necesitaban para acercarse a sus feligreses, incluso después se puso como norma dentro del seminario el aprender una lengua así ya sin traductor podían realizar el sacramento de la reconciliación, que era lo que mas les costaba ya que de por si era duro el acercarse y luego que alguien mas supiera sus pecados pues no estaba muy bien, porque dependían totalmente de una persona, y esta podía cambiar el mensaje por la traducción, al igual que con las señas que utilizaban su enseñanza era limitada, algo que me pareció importante es el punto de vista que se tenia “el enseñar en la lengua castellana y retomar las buenas costumbres, y también el mantenerlos alejados del trato con el europeo, que muchas veces era rapaz ambicioso, dado a la carne, que solo podría dar a los indios malos ejemplos y malos consejos”. Teresa García Soria

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  2. ELODIA SOSA
    MIGUEL CERVANTES
    DAVID AURELIO KU YAN
    ROGELIO RAMIREZ
    CESAR MUÑOZ

    COMENTARIO SOBRE EL ARTICULO: LOS GRANDES TEMAS DE LA TEOLOGIA COLONIAL LATINOAMERICANA HASTA 1810, JOSEP-IGNASI SARANYANA.

    El autor plantea la hipótesis: "¿Si hubo una Teología genuinamente latinoamericana durante los siglos coloniales?".

    La pregunta cobra importancia, tanto si la hubo como sino la hubo, pues permite valorar la evolución de la teología latinoamericana, para esto retoma la división del ciclo colonial en períodos: Teología fundante(inicios hacia 1565), recepción de Trento hasta el surgimiento de la teología académica barroca(1621), la escolática barroca hasta la expulsión de los jesuitas (1767); solapándose con la teología barroca hasta el inicio de la ilustración que se extiende hasta segunda mitad dell siglo XVIII.

    Durante cada una de estas etapas, la manera de hacer teología fue influenciada por los acontecimientos que se suscitaban movidos por los intereses económicos, de poder y por la misma percepción humanista que se fue configurando respecto a los indígenas de los nuevos territorios, la práctica pastoral, la doctrina y la preparación académica asentuaron la necesidad de consolidar estructuras de pensamiento; que entraron en conflictos por los intereses que movían a las autoridades eclesiáticas, civiles y las ordenes religiosas. Así la teología como fruto del pensamiento es un proceso gradual que en latinoamerica se fue configurando a partir de la concepción del pensamiento europeo, pero con la riqueza de los habitantes del nuevo territorio (que por sus experiencias y necesidades) le imprimen un sentido particular.

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  3. CLERVIL JULENORD y JAIME SERRANO18 de febrero de 2010, 17:48

    Clervil Julenord, S.T.
    Jaime Serrano Serrano, S.T.


    Muchos autores han abordado el tema de la teología colonial en Latinoamérica. Pero en la actualidad es más profunda y constante la reflexión. Se busca encontrar la originalidad y la especificidad de la teología hispanoamericana.

    Es claro que filosofía y teología latinoamericana no son iguales aunque en en ambas existen una búsqueda incesante de identidad indígena.

    Desde un principio en la teología
    latinoamericana se hizo el heroico esfuerzo por entender las lenguas y la cultura nativa para "presentar" la fe católica. No obstante, pareciera ser que los acontecimientos históricos no estuvieron a favor de un desarrollo más sistemático en el ámbito de la teología peculiar de la zona. Prueba de ello es la afirmación de Joseph Saranyana sobre la manifestación del avance de la teología en el ámbito de la piedad popular. ¿Eso avance está a base de qué? ¿Será que los teólogos optaron deliberadamente por echar más empeño en este ámbito o será que eso está condicionado por otros factores? Sin duda que la situación cristiana que se estaba viviendo en Europa, pasó al nuevo mundo, el cual fue afectado por la decisiones de Felipe III, Carlos III y del Concilio de Trento. Por ello, la historia de la conquista coincide con la situación específica que se estaba viviendo en Europa. Es decir que la teología latinoamericana esta mezclada con las creencias, deseos y costumbres de los conquistadores.

    Creo que en la religiosidad popular es donde radica la autenticidad de la teología latinoamericana, a pesar que una teología genuinamente latinoamericana no haya sido una preocupación inicial de los teólogos del ciclo colonial. Eso es obvio porque primero fue la vida cristiana y luego la explinación de la fe. El camino de búsqueda de autenticidad recorrido por la teología latinoamericana, desde un inicio estuvo en la servidumbre que condicionaron considerablemente su apogeo. Entre ellos el condicionamiento del poder controlador del magisterio episcopal y desde luego, la sospecha de la incapacidad del hombre americano. Entre ellos se podría añadir los acontecimientos ocurridos con la salida de los jesuitas fue un pérdida y un retraso de este proceso.

    Me inquieta ver que no aparece en el recorrido histórico ningún intento sistemático y estructurado por determinar y trazar la historia documental del objeto creído en la revelación latinoamericana en forma peculiar, que es objeto de la teología positiva. La configuración de la originalidad vale de un modelo para plenificarce. Pero, la teología como reflexión crítica que busca comprender y ahondar en las verdades reveladas a la luz de la razón iluminada por la fe, debe proporcionar una coherencia con la realidad histórica desde donde se hace. Ahora, es cierto que anda a paso lento, pero el historial latinoamericana tiene bastante elementos que pueden ser anclados en las fuentes y al mismo tiempo atenta a los problemas de la época, así puede surgir un nuevo modo de hacer teología; claro que no es una teología sola, sino que se encuentra entrelazada con la historia, la cultura, los derechos y las leyes.

    Clervil Julenord, S.T.
    Jaime Serrano Serrano, S.T.

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  4. Miguel Cervantes Santamarìa19 de febrero de 2010, 5:20

    Comentario sobre la lectura de Edmundo O´Gorman.

    En la lectura, podemos ver la necesidad de explicarse la existencia de algo y de la influencia que, dependiendo de cómo se conciba ese algo, nos condicionara para pensar ese algo. Así, podemos apreciar la carga por parte del pensamiento Europeo en el desarrollo de una idea acerca de lo por conocer, o de concebirle una identidad.

    “El fundamento de esa idea se halla en la profunda convicción de que sólo en el ambiente de la cultura occidental le es posible al hombre realizarse con plenitud y alcanzar la meta de su destino, o lo que es lo mismo, que esa cultura representa la única verdadera posibilidad histórica de la humanidad. Se trata, pues, de una cultura que no se concibe así misma como el patrimonio exclusivo de un solo pueblo o grupo de pueblos; pero como históricamente le tocó a Europa ser su porta voz y vicario general, ese universalismo se tradujo en un europeocentrismo cultural justificado por el sentimiento del mesianismo histórico que se expreso en un programa de expansión colonizadora”.

    Existe entonces una idea de este territorio, un nombre, una historia, una identidad;

    “Tal es el ser de America: identidad geográfica e histórica, cuerpo y espíritu; inventada, pues, como no podía ser de otro modo, a imagen y semejanza de su inventor”:

    Esta reflexión, me hace recordar la idea que se menciona acerca del ser del latinoamericano, “es más emocional que racional”. Y, la siguiente pregunta:

    ¿Cuáles fueron las emociones por parte de los Europeos para con esos viajes?

    Físicamente, lo que separa a Europa de América es un océano. Lo que representa un espacio lleno de momentos para la razón y para lo emocional. Un espacio para el encuentro de ser del hombre, que reclama históricamente por ambos lados, en medio de su existencia, su verdadero ser.

    Miguel Cervantes Santamaría.

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  5. Victor M. Canela, Rosalío Chalí Cai, Javier ceballos, Martín Mejía y Enrique A. Ramírez19 de febrero de 2010, 18:44

    El autor pone en duda, la existencia de una teología latinoamericana en el tiempo de la colonia, pero menciona que en este periodo, existieron algunas teologías como: la teología fundante; la teología académica; la teología barroca; y la teología propiamente ilustrada.
    En esta etapa de la colonia se dan una serie de actividades que nos ayudan a entender el desarrollo de la teología de ese momento, la cual, tenía a la base las teologías europeas, y todos los intereses de las órdenes religiosas, los burgueses europeos y la realeza, algunas de estas actividades son: la inculturación de los artículos de la fe cristiana en las culturas amerindias, la catequesis, la lícita administración del bautismo, la valides del matrimonio de los indígenas no bautizados, los modelos de organización eclesiástica, y la abolición de la encomienda por las leyes nuevas de 1542.
    Como podemos ver cada uno de estos acontecimientos expresaban las experiencias que se iban viviendo en las nuevas tierras, pero al reflexionar cada una de estas experiencias, se iba construyendo la teología del nuevo pueblo Latinoamericano, de la cual podemos decir que no es natural o propia , y trae como consecuencia el problema de la identidad.
    Ahora bien. Un detalle que cabe mencionar y que, en nuestro grupo se tornó interesante es, el hecho del traslado de todo un sistema de pensamiento a nuestras tierras, como es el caso de la Teología; Ante ello, un problema que resurge es el aspecto de la inculturación, pues vale la pena la pregunta de, ¿cómo se introdujo todo un sistema de pensamiento y cual fue la estrategia o choque de mentalidades? Sin lugar a dudas Jerónimo Ramón Pané aporta luces de tal fenómeno, cuando el autor, expresa que, aún en ese atropello de mentalidad, sus esfuerzos por incardinarse y adherirse a la cultura amerindia con el fin de evangelizar, fueron notables. Se destaca esa práctica que, aunque fue igualmente, Europea (porque en un primer momento fue practicada para la evangelización de los pueblos germanos) es una luz que hay que destacar y que no puede pasar desapercibida.

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  6. Jueves 18 de febrero

    Comentario del equipo formado por: Teresa García Soria, Alicia Angélica Gamboa Espinosa, Carlos Manuel García Xicay, Jorge Andrés Media Roa.

    Algunos comentarios que nos suscitó el tema fueron:

    En cuanto a su periodización, temas muy concretos marcaron el quehacer teológico:
    En la primera etapa de la teología fundante, vemos sobre todo que las reflexiones, inquietudes, problemas y desafíos pastorales que se suscitaron respecto a la enseñanza de los artículos de la fe, sacramentos de iniciación, la mediación de Jesucristo. Aunque la inculturación produjo una riqueza de material etnográfico, fijación de las principales lenguas autóctonas, vemos con tristeza que más que inculturarse el evangelio se inculturaron las formas tradicionales europeas de evangelización.

    En la segunda etapa, el acontecimiento que marco por su importancia a la teología, fue la recepción del concilio de Trento y su puesta en marcha en estas tierras. Vemos un deseo de parte de los teólogos, de ceñirse a los lineamentos sobre todo, en cuestiones de uniformidad en la catequesis, liturgia, sacramentaria y la vida de los clérigos. La creación de Universidades y seminarios conciliares marcara una etapa importante para la vida teológica hispanoamericana. Y aunque los temas teológicos que se discutían eran los mismos que en Europa, algo más propio fueron los temas de las justicia social como la cuestión de la encomienda indígena, destacándose en esto tres teólogos, el agustino Alonso de la Vera Cruz, y, los dominicos Bartolomé de Ledesma y Pedro de Pravia.

    En la tercera etapa nos llamo la atención la aprobación del grado universitario para los colegios, las controversias entre jesuitas y dominicos a propósito del tomismo y los diferentes grados de influencia de catedráticos en la escolástica barroca ecléctica que imperó en este tiempo.

    En la última y quinta etapa nos parece importante destacar la expulsión de los jesuitas, los tres movimientos de reforma, los intentos de “diocesanizar” la organización eclesiástica indiana, un recio control de la corona sobre la Iglesia, en las facultades teológicas: la primacía de la teología positivista, una vuelta a San Agustín, la recuperación de Tomás de Aquino y, las controversias poco conocidas de jesuitas hispanoamericanos en Italia después de su expulsión.


    Algunas conclusiones que nos parecieron importantes son: la teología que se siguió fue más romana que construcción hispanoamericana; fue influyente el concilio de Trento ya que el quehacer teológico, la organización eclesiástica y espiritual estuvo orientado por éste; no se puede hablar de una teología latinoamericana propia, al menos en la época colonial; la expulsión de los jesuitas fue también de una importancia relevante ya que ellos tenían un papel protagónico en la vida teológica.

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  7. Comentario al tema de las órdenes religiosas y los métodos misioneros:

    Sin duda son muchos los puntos que se pudieran abordar en este tema, pero después de leer lo que Robert Ricard en su conquista espiritual, algunos puntos que llamaron mi atención son los siguientes:

    • El papel contradictorio del misionero, del cual, algunos se dieron cuenta de ello y buscaron remediar, es decir, la imposibilidad de traer el evangelio junto con las armas.
    • El misionero venia dotado de todos los poderes: el legal, el moral, el espiritual…
    • Su presencia fue decisiva en el desarrollo de los pueblos americanos, el trabajo, el modo de organizarse.
    • Su obra social fue de gran importancia para el desarrollo de los pueblos, a ellos les debemos hospitales, acueductos para la captación y canalización de aguas potables, la mejora de cultivos. La obra arquitectónica, la planificación de calles. Toda una extensa obra de caridad.
    • Desgraciadamente, podemos aprender como también sucede hoy, que el paternalismo termina por perjudicar, y no porque no esté de acuerdo en que parte de la evangelización será el servicio de la Iglesia hacia la liberación de las estructuras, que siguen oprimiendo especialmente a los excluidos de la sociedad, y muchas veces se inicia con el asistencialismo, sino porque muchas congregaciones seguimos construyendo grandes instituciones que luego para la gente es imposible sostener.
    • Me da la impresión de que el hombre europeo nunca comprendió el modo de ser del indígena, no supo acercarse con respeto a sus tradiciones, a su manera de pensar y vivir su religiosidad, y aunque eso pudiéramos justificarlo con el contexto histórico, creo que desde el evangelio no se podría.
    • El modo de misionar, como era el ir de pueblo en pueblo, bautizar, confesar, casar, catequizar, predicar, etc., las vastas regiones (había comunidades en las que el sacerdote se le veía cada cinco años), el poco personal de misioneros, más que traer conversiones autenticas, trajo consecuencias que hoy día seguimos viendo, la cristianización superficial, de masas.
    • Cabe destacar el papel de algunos personajes importantes que defendieron los derechos de los indígenas, especialmente de obispos como Fray Bartolomé de las Casas (Chiapas), Valdivieso (Nicaragua), Cristóbal Pedraza (Honduras), Juan del Valle (Popayán)…Comprometidos incluso algunos hasta la muerte, por una evangelización pacífica y la defensa de lo que hoy llamaríamos derechos humanos..

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  8. Historia de la Iglesia América
    El autor, Edmundo O, Gurman tiene otra connotación respecto América, con la cual concuerdo con las ideas.
    América como "ente" tiene muchas percepciones de varios escritores, es decir, como tierra de oportunidad, de tiranía, imperialismo, etc. Edmundo le otro contorno sobre América; En primer lugar no fue descubierto por Colón, sino que se le da un reconocimiento con toda evidencia, porque su ser le ha sido dada con anterioridad, es decir, lo posee por sí o de suyo, en otras palabras que su ser le es esencial de manera que le pertenece entrañablemente con total independencia de cuanto cualquiera pueda creer al respecto. Por eso, Colón lo que percibió ya era entonces y desde siempre eso. Entonces no podemos disociar causa y efecto.
    Lo demás, en cuanto al reconocimiento o no de América como tal, es algo secundario de tipo político y geográfico de España e Inglaterra.
    Grosso modo, esta lectura quita lo mitológico, lo irreal, lo especulativo de lo que es América es sí. Rutilio Antonio R.

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  9. LOS GRANDES TEMAS DE LA TEOLOGÍA COLONIAL LATINOAMERICANA HASTA 1810
    RUTILIO ANTONIO REYES
    Según la teología colonial, quiso abarcar diferentes puntos, con diferentes personajes: desde la teología fundante, Trento, entre otras. Pero mi interés está sobre algunas conclusiones:
    Sobre la capacidad del indígena de acoger la vida sacramental. Ahora bien, puede hacerse un debate teológico, sobre la capacidad de acoger al indígena lo sacramental, sin embargo no perder de vista que son dos realidades totalmente diferentes. El teólogo puede elaborar discursos, pero son discursos abstractos, al final de cuenta, el indígena podía aceptar o no lo elaborado, aunque algunos no están de acuerdo. Pero, según la historia nos dice que fue en partes, pero no en su totalidad, tan es así que seguía su religión natural de una u otra manera al indígena.
    También el matrimonio de los indígenas no bautizados y la piedad popular: son dos realidades que estaban inmersos en el pueblo. Quiso la iglesia deponer la poligamia, sin embargo era una aberración, que poco a poco fue asimilando la realidad. Por lo tanto en algunas lugares funcionaron y en otros no. En cuestión de la piedad popular fue un medio de evangelización y que en su momento fue una herramienta eficaz, pero al pasar el tiempo esta eficacia fue decayendo, es decir, necesitaba una reestructuración y hoy es el reto de la iglesia y de todos los bautizado
    Según mi parecer, la teología en diversos momentos buscó comprender y ahondar las verdades reveladas a la luz de la razón iluminada por la fe. Ahora debe proporcionar una coherencia con la realidad histórica desde donde se hace. También es cierto que anda a paso lento, pero el historial latinoamericana tiene bastante elementos que pueden ser anclados en las fuentes y al mismo tiempo atenta a los problemas de la época, así puede surgir un nuevo modo de hacer teología; claro que no es una teología sola, sino que se encuentra entrelazada con la historia, la cultura, los derechos y las leyes.

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  10. METODO DE PERSUACIÓN
    RUTILIO ANTONIO REYES
    Antes de los misioneros habían llegado los conquistadores y los encomenderos a América y los nativos según mi parecer había sufrido algún tipo de represalia, razón por la cual, los misioneros franciscanos tenían que buscar métodos de persuasión para conquistar al nativo.
    La benevolencia, los misioneros manejaron esta persuasión para conquistar a los nativos, es decir, primero habría que despertar la simpatía a sus oyentes. También presentaban la religión muy atractivo y consistía en el trato cariñoso a los indígenas, que poco a poco hasta cierta forma iba funcionando, puesto que los misioneros presentaban a Dios amoroso que los amaba entrañalmente. Pero al mismo tiempo presentaban el pecado como diabólico y de las penas eternas que los asustaba a los indígenas. Entonces podemos ver que los misioneros manejaban doble lenguaje de persuasión ilícito. Posteriormente de la persuasión a la erradicación de ciertas costumbres del nativo: paganismo indígena, anulación a los hechiceros, desautorización de los antepasados indígenas, extirpación de la idolatría. En algunos casos hubo autoritarismo y abuso de tipo psicológico, espiritual y cultural. Aun ante esta situación el indígena nunca dejó sus prácticas propias según el autor.

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  11. 2do aporte.
    Sobre el texto de Edmundo O' Gorman cabe resaltar el énfasis que el autor hace sobre la indescifrabilidad en acuanto a una sana y coherente descripción del "nuevo continente". Las polémicas se avivan y agudizan cada vez más cuando "los rumbos" que toma el continente se ven sobrecargados de pensamiento y acciones del "viejo continente" que no permiten identificar, con gran certeza, el grado de separación, autenticidad y novicidad del vasto territorio "descubierto", inicialmente, en 1492 por Cristóbal Colón.

    América, además de copiar modelos estructurales de la Europa antigua, posee rasgos y características tan propias como el folklore (que aún se conserva) de algunas etnias indígenas, la enorme influencia (mixtura entre la mezcla del sentimiento y la autoproclamada superioridad de los colononizadores europeos) autóctona que se ve reflejada en la cultura, la gastronomía, en la propia y natural identidad americana de quienes nos sentimos parte, tierra misma, de este bello continente, que a pesar de los conflictos, abusos y demasiado "subdesarrollo", tiene mucho que aportar a la aldea global.

    Edmundo O' Gorman manifiesta toda esa incorformidad respecto a lo propio de los nativos-criollos de las Américas, sin embargo, asumo y creo que los modelos dados o "copiados", suena mejor, implantados, de la Europa de los siglos XVI - XIX, no son cosa de término <>, más bien, son estructuras que en su tiempo dieron resultados y respondieron a los estatutos culturales, políticos y religiosos de la época; hoy día, todas estas estructuras han de ser puestas y estudiadas de manera crítica. No nos podemos quedar con modelos que no responden a nuestra realidad globalizada; quizá ahora sí sea hora de "mostrar" todo ese ingenio americano para hallar alternativas, auténticas y convincentes, que deslinden tanta dependencia (de las colonias que ya no exisen, pero que han dejado huela profunda en el ver y pensar la sociedad).

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  12. 3er aporte:
    De los diferentes documentos que leí para saber un poco más de los primeros asentamientos religiosos y misioneros en el territorio conocido como “tierra firme” durante la época de la colonia, todo ello, en preparación de la exposición grupal sobre los inicios de la iglesia católica en los territorios que hoy pertenecen a Colombia y Venezuela.
    La impresión que me dejan los documentos que leí, no es más que la de una iglesia manejada y dirigida por hombres (sé que esa es la realidad), se deja ver también, y a gran escala, la cruda improvisación en el abordaje y en el ejercer la misión, hablo de ello, porque se ven obispos que de manera remota administran y organizan su diócesis, otros que se enredan en situaciones tan políticas que al margen dejan la labor misionera y apostólica; existía un claro parecer de parte de la corona española sobre la aplicabilidad del derecho y el respeto indígena (de los indios), sin embargo, el abuso y la marginalización del nativo, no tardó en dejarse ver.
    Los misioneros, en parte, fueron quienes más se acercaron e inculturalizaron con la idiosincrasia el ser indígena. Su papel, de preponderante trascendencia histórica en el pueblo americano, permite, al menos, en libertad y respeto, que el mensaje cristianizante-evangélico llegue y se establezca.
    Creo que siempre existirá disparidad entre los organismos gubernamentales, los intereses personales propios y el explícito propósito que la misión cristiana conlleva.

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  13. 4to aporte, sobre el catecismo del tercer concilio limense:
    El catecismo del tercer concilio de Lima posee rasgos muy propios del ambiente generado en la aplicabilidad reformista del concilio de Trento, sus características se mueven desde una acérrima apologética hasta expresar la entrañable y memorable transmisión del mensaje y contenido cristiano.
    A pesar de ser un catecismo breve en extensión, su contenido es rico, sintético y responde, de manera verosímil, a los interrogantes de fe planteados en su contexto, aunque si bien, cabe resaltar la aplicabilidad mediática que el mismo posee para nuestros tiempos, es decir, aún es actual, ya que los interrogantes de la fe no se superan ni responden eficazmente con el paso de las generaciones. Es una herramienta práctica, histórica y muy llena del avivamiento y necesidad espiritual de hacer parte y crecer dentro la comunidad de la iglesia.

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  14. alphonso Lagunas
    La conquista espiritual “de México”
    podemos ver que dentro de esta conquista espiritual tiene una gran resonancia para la enseñanza de los indígenas, pues eran personas con inquietudde conocer y muchas ganas de aprender todo lo que los misioneros les enseñaban, no solo a nivel de religión sino también en cuanto a conociemto en otras cosas. También por parte de los misioneros había diferentes esfuerzos por ejemplo, el buscar aprender sus lenguas para poder predicarles de manera mas clara y aclarando que ellos aprendían solo aquella lengua que necesitaban para acercarse a sus feligreses.
    posteriormente se puso como norma dentro del seminario el aprender una lengua así ya sin traductor podían realizar el sacramento de la reconciliación, que era lo que mas les costaba ya que de por si era duro el acercarse y luego que alguien mas supiera sus pecados pues no estaba muy bien, porque dependían totalmente de una persona, y esta podía cambiar el mensaje por la traducción, al igual que con las señas que utilizaban su enseñanza era limitada.
    Algo importante es el enseñar en la lengua castellana y retomar las buenas costumbres, y también el mantenerlos alejados del trato con el europeo, que muchas veces era rapaz ambicioso, dado a la carne.

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  15. alphonso lagunas

    Edmundo O, Gurman
    Tiene otra connotación respecto América, con la cual concuerdo con las ideas.
    América como "ente" tiene muchas percepciones de varios escritores, es decir, como tierra de oportunidad, de tiranía, imperialismo, etc. Edmundo le otro contorno sobre América; En primer lugar no fue descubierto por Colón, sino que se le da un reconocimiento con toda evidencia, porque su ser le ha sido dada con anterioridad, es decir, lo posee por sí o de suyo, en otras palabras que su ser le es esencial de manera que le pertenece entrañablemente con total independencia de cuanto cualquiera pueda creer al respecto.
    Grosso modo, esta lectura quita lo mitológico, lo irreal, lo especulativo de lo que es América es sí. “El fundamento de esa idea se halla en la profunda convicción de que sólo en el ambiente de la cultura occidental le es posible al hombre realizarse con plenitud y alcanzar la meta de su destino, o lo que es lo mismo, que esa cultura representa la única verdadera posibilidad histórica de la humanidad.
    Se trata, pues, de una cultura que no se concibe así misma como el patrimonio exclusivo de un solo pueblo o grupo de pueblos; pero como históricamente le tocó a Europa ser su porta voz y vicario general, ese universalismo se tradujo en un europeocentrismo cultural justificado por el sentimiento del mesianismo histórico que se expreso en un programa de expansión colonizadora”.

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  16. El Estado Jesuita de los Guaraníes

    La relación que existe entre Guaraníes y Jesuitas es de admirarse ya que supieron encontrar el método exacto para relacionarse desde su propia economía juntamente con su cultura pero sobretodo al tratarlos de forma humana y sin distinción por ser gente pobre, ellos les devuelven su dignidad, tratándoles de una manera diferente y enseñándoles a hacer mejor lo que ellos hacían y dándoles un sentido diferente, ya que tenían sus tierras y las sembraban y también criaban a sus propios animales pero sin mucho éxito, a pesar de sus necesidades nunca se apegaron a sus tierras para ellos siempre fue algo sin valor, en el estado jesuita no existía circulación monetaria y los intercambios se efectuaban mediante el sistema de trueque, cabe mencionar que el nivel de vida de las reducciones estaba limitado solo a lo esencial, y tenían prohibidas ciertas cosas para lograr una vida mejor y todo esto estaba dirigido por los misioneros. Teresa García.

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  17. CATECISMO LIMENSE

    Después de leer el catecismo de la doctrina cristiana del tercer concilio limense, me hace pensar primeramente en toda la actividad misionera de los primeros evangelizadores que llegaron a estas tierras, el fervor apostólico, especialmente en cuanto a sus métodos de evangelización, prevaleciendo más los expansivos que los intensivos. Ya con Robert Ricard, veíamos como en los primeros años del colonialismo si bien algunos frailes quisieron conocer la lenguaje, las costumbres y todo lo relacionado con los habitantes de estas tierras para que pudiera ser asequible la enseñanza cristiana, sin embargo, después de que la Iglesia consolide sus estructuras institucionales en la Nueva España, vendrá una relajación en la misión. Los nativos en general estaban privados de una formación doctrinal, aunque hubo incluso intentos de promover un clero indígena, pero finalmente prevaleció la opinión de que el indígena era alguien de poca capacidad intelectual, moral, religiosa, etc. La catequesis se fue reduciendo pues, cada vez más, a la memorización de unas verdades de fe como lo es éste catecismo, y el sacerdote mediante un examen cuando visitaba el pueblo corroboraba su aprendizaje. Es una tristeza que hasta hoy en día siga siendo el modo en que se evalúa a los niños que, por ejemplo, van a ser su primera comunión, olvidándonos de una formación más seria y más profunda. Es una tristeza que hoy en día los bautizados sigan confundidos en su fe, en la ignorancia y en el olvido. En este trabajo evangelizador el papel del indígena también es bastante reducido, pasivo, como si tuviese que beberse lo que le dieran, no tiene un papel protagónico, es mero receptor.

    En cuanto al contenido del catecismo lo que percibo es, la preocupación soteriológica, es decir, el indígena tenía que conocer estas verdades para que se salvara, la preocupación también de extirpar la idolatría, la imagen de un Dios que castiga y premia, un lenguaje dualista (infierno-cielo, salvación-condenación, muerte-vida eterna, ángeles-demonios, buenos-malos), en el que en vez de presentar la bondad de esta nueva religión, parecen más bien empeñados en una imagen negativa. Todo esto me dice que poco importo el valor testimonial comunitario y se dio preferencia a una cristianización masificante y doctrinal, que a un trabajo paciente de llevar al neófito a un verdadero encuentro con Cristo y que, desgraciadamente seguimos repitiendo en muchos lugares, preocupados más de adoctrinar que de formar, en el sentido profundo de lo que esto significa, olvidando lo esencial.

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  19. Según el autor, terminando la independencia empezarían algunos debates teológicos, que en el tiempo de la independencia se dieron y que no fueron vistos lícitos: de tipo jerárquico, patronatos, tolerancia cultual, etc. Con fuertes componentes teológicos. Esto sería el caballito de batalla en los debates. Ante este disturbio mencionado, sólo quiero mencionar la legitimidad papal, sin antes mencionar los intereses de ambos bandos: En los conservadores existen intereses desde el principio, es decir, los pontífices habían facilitado la justificación de la conquista, ellos mismos ahora debían aprobar la emancipación. Ante el escrito del autor concuerdo con la idea de aprobar la emancipación por parte del clero o la iglesia pero no accedieron a las propuestas de los demás. Todo lo contrario reforzaron más la idea del poder con la infalibilidad papal ¿Por qué la infalibilidad papal? Porque es un arma en la cual lleva dos filos: de trasfondo conlleva un dominio total y pleno para mostrarles a los liberales el peso de la potestad. Otro argumento es la potestad papal desde Cristo en las Sagradas Escrituras (Lc 22, 32) Pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos. (Mt 16, 18) Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro y que sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Con esto queda demostrada la potestad papal y es lícito según mi parecer en su contexto. Desde mi contexto, esto sería ilícito porque lleva fines políticos, económicos, sociales, culturales, personales, comunitarios, sin embargo es aceptable, entendiendo como una herramienta que estaba a su alcance. Por otra parte, los conservadores por así llamarlo tenían sus propias razones y sé que en el fondo había intensiones buenas para los demás. La otra cara de la moneda de los liberales, pensó, reaccionó y refutó los argumentos de los conservadores conforme a su contexto. La pregunta es ¿por qué la renuncia papal a la sede presidencial? ¿Cuál era la situación real del momento? y ¿Cuáles eran los intereses? Es difícil definir la situación, sin embargo existen algunos indicios para construir juicios desde la lectura. En primer lugar, los intereses apuntan hacía los liberales desde una perspectiva de poder territorial, económico, político, social y religioso. Era la forma de persuadir el enemigo y poco a poco inmiscuirse en el terreno para el momento venidero y total. Otro tema que me es relevante sobre la reflexión de la tolerancia de cultos matizando con algunas palabras del autor: Se entendía por tolerancia de cultos, no la tolerancia religiosa (por ejemplo, la aceptación de facto de las religiones precolombinas), sino la acogida de fieles adscritos a otras confesiones cristianas, en unas naciones que se declaraban confesionalmente católicas. Como conclusión
    Recorriendo la lectura, me hace pensar lo difícil es converger cuando se busca una solución, cada uno da sus argumentos, sus razones y todos quieren ganar. Al que tiene, quiere tener más, al que menos tiene trata de buscar medios e ir al nivel del otro. Esto no está mal, sino la forma de hacerlo; en otras palabras, la lectura me lanza un reto en el momento del problema tengo “la palabra, el dialogo” y tratar de buscar acuerdos. En el sentido teológico sobre estos temas quedan abiertos a decidir según el lector.
    RUTILIO ANTONIO REYES

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  20. «Catecismo Limense»
    EL CATECISMO LIMENSE: Se me hizo muy importante este apartado y después de leer el catecismo de la doctrina cristiana del tercer concilio limense, me hace reflexionar en primer lugar en todas las actividades misioneras, concretamente los primeros evangelizadores que pisaron y llegaron a estas tierras, esa gran fervor apostólico, especialmente en su carisma y por otro lado sus métodos de evangelización, por una lado pude notar que lo que prevaleciendo más fue lo expansivos a comparación de los intensivos. Y otro elemento es lo que vemos con Robert Ricard, veíamos como en los primeros años del colonización, si bien algunos frailes quisieron aprender la lenguaje, las costumbres, tradiciones o más bien todo lo referente con los habitantes de estas nuevas tierras para que pudiera ser mejor la enseñanza cristiana, sin embargo, mucho después de que la Iglesia consolide sus estructuras institucionales en la Nueva España, vendrá una relajación en la misión.
    Por otro lado podemos ver los nativos en general estaban privados de una formación doctrinal, aunque hubo incluso intentos de promover un clero indígena, pero finalmente prevaleció la opinión de que el indígena era alguien de poca capacidad intelectual, moral, religiosa, etc. como siempre fue marginado, por su forma de ser y de convivir con los demás. Como algo visto extraño que no le merece una gran enseñanza. Por eso la catequesis se fue reduciendo pues, cada vez más, a la memorización de unas verdades de fe como lo es éste catecismo, y el sacerdote mediante un examen cuando visitaba el pueblo corroboraba su aprendizaje. Y prácticamente prevaleció mucho tiempo. Hasta hoy en lagunas parroquias. Es una tristeza que hasta hoy en día siga siendo el modo en que se evalúa a los niños que, por ejemplo, van a ser su primera comunión, olvidándonos de una formación más seria y más profunda. Pues puedo decir que es una tristeza que hoy en día los bautizados sigan confundidos en su fe, en la ignorancia, abandono y en el olvido.
    Por otro lado en cuanto al contenido del catecismo lo que logro percibir es, la preocupación soteriológica, es decir, el indígena tenía que conocer estas verdades para salvarse, la preocupación también de extirpar la idolatría, la imagen de un Dios que está vigilando y que castiga y premia, un lenguaje dualista (infierno-cielo, salvación-condenación, muerte-vida eterna), en el que en vez de presentar la bondad de esta nueva religión, parecen más bien empeñados en una imagen negativa. Todo esto podemos notar claramente hasta hoy en día, la mentalidad sobre Dios en la religiosidad popular. Todo esto me hace decir que poco importó el gran valor testimonial comunitario y se dio preferencia a una cristianización de masa o de gran cantidad y doctrinal, desgraciadamente todo esto en varios lugares la historia se sigue repitiendo, preocupados más de adoctrinar que de concientizar, en un sentido profundo de la enseñanza de Jesús. «ROSALÍO CHALÍ CALÍ»

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  21. Enrique A. Ramírez Treviño24 de marzo de 2010, 22:41

    DEBATES TEOLÓGICOS LATINOAMERICANOS EN LOS COMIENZOS DE LA ERA REPUBLICANA (1810-1830))
    PUNTOS IMPORTANTES
    Desde 1810 hasta que culminaron las independencias de las naciones que habían configurado el vasto imperio español de ultramar hasta los primeros años 30, en que y en mayor o menor medida cristalizaron las nuevas identidades nacionales, hubo en todas las latitudes un importante debate doctrinal, con fuerte componente teológico.
    Los temas principales fueron:
    • Si los pontífices habían facilitado la justificación de la conquista, ellos mismos debían ahora aprobar la emancipación.
    • La tradición patronalista ofrecía los próceres americanos la figura jurídica del patronato regio como algo indiscutible y, por lo mismo, como algo que las nuevas repúblicas no sólo podían, sino que debían reivindicar.
    • El patronato no sería, pues, un privilegio real, sino un derecho derivado del principio de soberanía. Esta pretensión de los nuevos regímenes republicanos problemas son las designaciones episcopales, se corría el riesgo de abocar en un cierto episcopialismo.
    • El apoyo moral, doctrinal y financiero que la Europa liberal prestaba a la causa independentista habría un contraste e ideológico, también interesante, entre catolicismo tradicional y los nuevos aires católicos liberales, que por aquellos años 20 daban sus primeros pasos en Europa, a la sombra del protestantismo liberal.

    1. Los breves pontificios de 1816 1824 y la misión muzi ( 1824-1825)
    Como se sabe, Monseñor muzi fue recibido en buenos aires con descortesía, tanto por las autoridades eclesiásticas como civiles. En Chile donde residió ocho meses, no tuvo mejor suerte. Por ello escribió la pastoral la cual era una condenación de dejarse mismo en el terreno eclesiológico y del federalismo borbónico en lo referente a los principios religiosos y políticos. El texto era una respuesta al realismo republicano. En su edición criticó a los excesos en la aplicación del patronato republicano, especialmente en buenos aires y, la incapacidad de comprender, desde categorías realistas, la potestad del romano pontífice, que es suprema, plena, inmediata y universal en la iglesia. En conclusión, el impacto sería el sedente en la cátedra de Pedro; la sede en Sevilla, en el nuevo supuesto, la Santa Sede, es decir la curia pontificia o corte de Roma. Si antes, para los Jansenistas, el sedente podía errar, ahora se decía que no podía equivocarse; la sede, en cambio, que antes no podía confundirse, ahora podía fallar.

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  22. Enrique Alejandro Ramírez Treviño24 de marzo de 2010, 22:46

    DEBATES TEOLÓGICOS LATINOAMERICANOS EN LOS COMIENZOS DE LA ERA REPUBLICANA (1810-1830))
    segunda parte
    2. Sobre la jurisdicción del romano pontífice y las designaciones episcopales ( 1825-1855)
    Sobre este tema resalta la figura de José Ignacio Moreno quien buscaba argumentos de la sagrada escritura y de la tradición para suceder que sólo el Santo Padre tiene jurisdicción plena, inmediata y universal sobre toda la iglesia, y que sólo a él está reservada la designación de los miembros del colegio episcopal. Sin embargo, interpretó de forma amplia el pasaje del nuevo testamento en que Jesús había confirmado el primado a San Pedro. Entendía correctamente que la autoridad de San Pedro habría pasado sus sucesores, los papás, en toda su amplitud; en cambio, que consideraba erróneamente qué es eso, al morir el último de los doce apóstoles, la autoridad especial que éstos habían tenido. Consideró Moreno que no hay un perfecto paralelismo entre las relaciones de Pedro con el colegio apostólico y las relaciones del papa con el colegio episcopal. La intención de moreno era buena: quería rebatir el galicanismo mismo del libertador y de alguno de sus seguidores con argumentos eclesiológicos tomados de la tradición. Sin embargo, corregía un error con otro error, aunque en aquellos años, como ya se ha dicho, la teología del episcopado no estaba tan clara como ahora.
    3. Respuestas y comentarios latinoamericanos a la teología europea liberal.
    La cuestión liberal no sólo se planteó en el campo político de las relaciones iglesia estado y en el ámbito de las libertades fundamentales, sino también en la justificación teórica de las nuevas ideas. Hubo en América latina escritos teológicos como respuesta a obras liberales polémicas, editadas en Europa, cuyos ecos llegaron a las nuevas repúblicas. Destacados polemistas católicos reaccionaron ante los discursos sobre una constitución religiosa considerada como parte de la símil y frente a la apología católica del proyecto de constitución religiosa ambas de Juan Antonio Llorente. Y, y ante los concordatos de Ubaté y, estos tres estos se difundieron en América muy poco después de su edición en tres.

    4. El milenarismo lacunziano.
    El milenarismo mitigado de Lacunza se apoyó en un uso incorrecto de consensus patrum, una regla hermenéutica que se empleaba en el análisis teológico. Según la tradición de la iglesia, cuando están conformes en un punto de doctrina todos los Padres de la iglesia hubo al menos a casi todos, aquélla doctrina debe tomarse como expresión de la tradición apostólica. Como se sabe, no hay unanimidad, en este tema. Depende de los Padres que se elija. Lacunza antojo, a favor de su tesis, un número importante de Padres y escritores eclesiásticos antiguos y destacó su antigüedad. De esta forma, en Trento la antigüedad con la modernidad, y concedió mayor credibilidad a los más antiguos. Con este tipo de argumentación es, sin embargo el problema insoluble. En efecto: la mayor proximidad a los orígenes es un título de veracidad aunque no necesariamente. En el corpus Paulino demos a San Pablo predicando sobre en día del Sr, y, al mismo tiempo corrigiendo a los cristianos de Tesalónica. En conclusión, la veneración por los testigos más lo que hicimos a las fuentes originarias de la revelación debe ser compatible con la querencia de que el espíritu Santo, en el interior de la iglesia, inspirar, Corea contemplación y el estudio, una percepción más profunda de la misma revelación. Tal percepción más íntima, no obstante, nunca adúltera por completo la revelación como bien advirtió el concilio Tridentino

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  23. Enrique A. Ramírez Treviño24 de marzo de 2010, 23:22

    Las Reducciones Jesuíticas Guaraníes.

    Se me hace súmamente interesante este tema por dos razones. (No haré un resumen de lo que me tocó exponer, solamente opinaré sobre un punto en específico: la decadencia del estado Jesuítico)

    1. el desarrollo, progreso y método de evagelización latentes en las reducciones jesuíticass se ha de aprender mucho y, porqué no, tomar luces que iluminan en la pastoral.
    2. Surgen cuestionantes cuyas respuestas repercuten en la praxis: pienso en la cúspide obtenida en la organización social, política, económica y en la vasta labor evangelizadora ejecutada por los jesuítas, la cual, alcanzó aquel estado utópico planteado por Platón en su "república"; que, otros han llamado "la ciudad del Sol" "la ciudad de Dios"; y las cuestionantes se orientan a una incomprensibilidad del oscurecimiento de "la ciudad del sol" ¿Por qué se concluyó con tan perfecta organización humanitaria? La respuesta no la tengo; Pero lo que sí sé es que, La Iglesia hizo una gan labor evangelizadora con la "compañía"; pero ella misma se topó con una toma de decisiones fundamental que repercutirían mucho, en el futuro de los Guaraníes. Qué pasó. Sin duda, se guardó silencio; La corona española y Portugal, hicieron su labor al pretender obtener territorios; lo lograron; sí; sin embargo; los seres humanos, los guaraníes fueron despojados, cual animales silvestres; los datos históricos no mienten: la postura eclesial fue: retirarse de esas tierras. Sin embargo lejos de la historiografía que se torna interesante y que ya sabemos, me pregunto ¿es que la luz del sol no ilumina a la humanidad? Es que la ciudad del sol "los guaraníes" tenían que dejar de brillar? Creo que no; el resplandor de la luz no se alcanza con un silencio; silencio que se puso de manifiesto por la Iglesia frente a las presiones de Portugal y España. Esta realidad: la decadencia de las reducciones, en el devenir del tiempo parece no iluminar más; sin embargo la misma historia, imperantemente ha llamado con razón a las regiones guaraníes "la ciudades de Dios, del sol" proclamanto a los cuatro vientos que las utopías se encuentran encarnadas en la historia y que ellas existen.

    2.

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  24. Enrique A. Ramírez Treviño25 de marzo de 2010, 12:26

    Me llama la atención el contenido de fe presente en el Catecismo de Lima que, en mucho, es semejante al depósito de la fe actual. Y, me atrevo a decir que no varía en nada. Sin embargo, un aspecto se pone de manifiesto al leer sus líneas: la estructura y los destinatarios del mismo.
    Resalta mucho el orden presente en él, pues el depósito de la fe (la doctrina) no se presenta como un conjunto de enseñanza general; ya que la enseñanza se distribuye, por una parte para los “rudos y ocupados” ; es decir, para aquellos que quizá no han profundizado y se acercan a los principios básicos de la Iglesia. Por otra parte se encuentra la misma doctrina orientada a los que pretenden profundizar mayormente. Cuando se pone por subtítulo de “LA SUMA DE LO QUE HA DE SABER EL QUE SE HACE CRISTIANO” .
    Se destacan los procesos de itinerario propuestos para los distintos procesos; en el fondo subyace un deseo serio de evangelización. Primeramente se inicia con la doctrina cristiana, posteriormente se introduce el elemento simbólico y, se concluye con la doctrina sacramental. La forma dialogal con que se propone es talante más admirable pues, si por un sentido ha de ser conocido y aprendido, pero por otro, pretende ser un contenido que repercuta en la vida cotidiana manifestado en el lenguaje de la intercomunicación. Ahora bien; ante tal ingenio, por parte de los evangelizadores y creadores del catecismo de lima, para transmitir el depósito de la fe, resignificandolo acorde a la circunstancia concreta pero sobre todo, sin alterar lo más mínimo la doctrina; sería bueno descubrir una luz pastoral en nuestros días, a saber: el hecho de conservar la doctrina inalterada, pero resignificándola en nuestros días, a fin de que el lenguaje sea accesible al día de hoy.

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  25. DEBATES TEOLÓGICOS LATINOAMERICANOS EN LOS COMIENZOS DE LA ERA REPUBLICANA (1810-1830)
    II parte
    II. Sobre la jurisdicción del romano pontífice y las designaciones episcopales
    (1825-1855)
    Sobre este tema quiero resalta la figura de José Ignacio Moreno quien trata de buscaba argumentos desde la sagrada escritura o sea la biblia, pero por otro lado de la tradición y de esta manera llega a decir de que para suceder que sólo el Santo Padre tiene jurisdicción plena, inmediata y universal sobre toda la Iglesia, y que solamente a él está reservada la designación de los miembros del colegio episcopal. Sin embargo, yo puedo interpretar de forma extensa el pasaje del nuevo testamento (MT 16,19), en que Jesús había confirmado el primado a San Pedro. Entendía correctamente que la autoridad de San Pedro habría pasado sus sucesores, como son los papás, en toda su amplitud; en cambio, que consideraba erróneamente qué es eso, al morir el último de los doce apóstoles, la autoridad especial que éstos habían tenido. ( Jn 21 15-17) por otro lado podemos notar claramente que moreno lo consideró Moreno que no hay un perfecto paralelismo entre las relaciones de Pedro y el colegio apostólico y las relaciones del papa con el colegio episcopal. Yo puedo notar de la intención de moreno era buena: quería más que todo rebatir el galicanismo mismo del libertador y de alguno de sus seguidores con argumentos eclesiológicos tomados de la tradición. De todo modo él, corregía un error con otro error, aunque en aquellos años, como ya se ha dicho, la teología del episcopado estaba tan clara como ahora.
    III. RESPUESTAS Y COMENTARIOS LATINOAMERICANOS A LA TEOLOGÍA EUROPEA LIBERAL.
    Y con relación de la cuestión liberal no solamente se planteó en el campo político de las relaciones iglesia estado y en el ámbito de las libertades fundamentales, sino también en la justificación teórica de ideas nuevas. Hubo en América latina escritos teológicos como respuesta a obras liberales polémicas, editadas en Europa, cuyos ecos llegaron a las nuevas repúblicas. Destacados polemistas católicos reaccionaron ante los discursos sobre una constitución religiosa considerada como parte de la símil y frente a la apología católica del proyecto de constitución religiosa ambas de Juan Antonio Llorente. Y, y ante los concordatos de Ubaté y, estos tres estos se difundieron en América muy poco después de su edición en tres.

    IV. EL MILENARISMO LACUNZIANO.
    Y con relación hacia el milenarismo mitigado de Lacunza se apoyó en un uso incorrecto de consensus patrum, a cordando que es una regla hermenéutica que se empleaba en el análisis teológico. Según la tradición de la iglesia católica, cuando están conformes en un punto de doctrina todos los Padres de la iglesia hubo al menos a casi todos, aquélla doctrina debe tomarse como expresión de la tradición apostólica. Uno de los elementos que me hacer a reflexiona es referente el corpus Paulino demos a San Pablo predicando sobre en día del Sr, y, al mismo tiempo corrigiendo a los cristianos de Tesalónica. En conclusión, la veneración por los testigos más lo que hicimos a las fuentes originarias de la revelación debe ser compatible con la querencia de que el espíritu Santo, en el interior de la iglesia, inspirar, Corea contemplación y el estudio, una percepción más profunda de la misma revelación. Atte: «ROSALÍO CHALÍ CALÍ»

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  26. Miguel Cervantes Santamaría25 de marzo de 2010, 16:53

    Debates teológicos latinoamericanos en los comienzos de la era republicana

    (1810-1830)

    Contexto de lectura.

    La evolución de la actividades socio políticas desarrollada en tierra de America llega a un punto de la búsqueda de consolidar su Independencia. Y, es interesante la relación que se da entre la los representantes Europeos que también lidiaban con su situación particular entre sus poderes eclesiales y civiles, con el este nuevo horizonte de conformar estructura a la independencia del pueblo Americano.

    Desde 1810 hasta que culminaron las independencias de las naciones, hasta los primeros años treinta hubo un importante debate doctrinal con fuerte componente teológico.

    En primer lugar y, como consecuencia de la larga meditación sobre las bulas alejandrinas de 1493, los nuevos líderes buscaron una aprobación pontificia de sus afanes. Si los pontífices habían facilitado la justificación de la conquista, ellos mismos debían ahora aprobar la emancipación.

    En segundo lugar, la tradición patronista, deriva sobre todo de las bulas alejandrinas y de los actos pontificios de Julio II, ofrecía a los próceres americanos la figura jurídica del patronato regio como algo indiscutible y, por lo mismo, como algo que las nuevas repúblicas no sólo podían, sino que debían reivindicar.

    Además se tenía un temor a una evolución de la independencia que se presentaba la inmigración no-española como una necesidad. Pero es inmigración que, por lo mismo, no podía ser española, tampoco podía ser mayoritariamente católica.

    Los breves pontificios de 1816 y 1824 y la misión Muzi (1824-1825).

    Dos breves pontificios de 1816 y 1824 alimentaron los debates sobre el sujeto de la soberanía política y la obediencia debida a las autoridades civiles, la licitud de la revolución liberal y la libertad de los cristianos en materia políticas.

    En la discusión sobre la tutela de la iglesia a la causa insurgente se introdujo un nuevo elemento: la misión americana del arzobispo Don Giovanni Muzi, delegado de la Santa Sede. El delegado apostólico visito Montevideo, Buenos Aires y Santiago de Chile. Aunque su misión di pocos frutos inmediatos, fue bastante fecunda a largo plazo, fomentando las cercanías de las jóvenes naciones del cono sur con Roma. En la misión iba el joven sacerdote Giovanni M. Mastai Ferreti.

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  27. segunda parte......
    El 24 de septiembre de 1824. Mientras tenía lugar la misión Muzi, León XII firmó en Roma el breve Etsi iam diu:

    <>.

    A la vista de de la literalidad del texto leonino, en algunos ambientes se discutió la capacidad del Romano Pontífice para proponer soluciones políticas, tomando partido en asuntos temporales (se decía), y que el debate sobre la jurisdicción del Pontífice se trasladase a otros ámbitos, criticando la capacidad de designar a los titulares de beneficios eclesiásticos, a todos los niveles, incluidos los obispos y arzobispos. En algún sentido, y al socaire de las ideas tardojansenistas, las nuevas repúblicas no sólo quisieron subrogarse el derecho del patronato, sino que pretendieron ampliarlo notablemente.
    Por otro lado entre las propuestas abusivas de algunos próceres americanos, es preciso citar a José Servando Teresa de Mier y Guerra, como representante- en el primer congreso constituyente mexicano- de un galicanismo de corte americano. Mostraba su simpatía por los cuatro artículos aprobados por la asamblea general del clero galicano (1681-1682) es decir: independencia de la corona en asuntos temporales, pues la potestad eclesiástica sólo se extiende-decían- al ámbito espiritual. Validez de los decretos de la cuarta y quinta sesión del Concilio de Constanza, celebradas en 1415 que declaraba la autoridad de los concilios generales y la superioridad del concilio general sobre el papa; defensa de las libertades galicanas (es decir, afirmación de los privilegios del rey francés in temporalibus ecclesiae); negación de la infalibilidad personal del papa (aceptando que podía decidir en materias de fe, aunque sometido al asentimiento de la Iglesia)

    En todo caso y después de las posturas por ambos bandos la Santa Sede cambio de actitud a comienzos de la siguiente década y pacto de hecho con los nuevos gobiernos republicanos, designando nuevos obispos y regularizando a los que habían sido designados in partibus infidelium, que pasaron a ser titulares. Todo empezó ya en el primer consistorio de Gregorio XVI reunido en febrero de 1831. El 9 e agosto de se mismo año, Gregorio XVI publicó su constitución apostólica Sillicitud ecclesiarum, en la que distinguía en el poder de facto y el poder de derecho, abriendo de esta forma las puertas al reconocimiento de las nuevas repúblicas.

    Sobre la jurisdicción del Romano Pontífice y las designaciones episcopales
    (1825-1855)

    Al prepararse los primeros borradores constitucionales, se reflexiono teológicamente, en las distintas asambleas constituyentes (1810-1830), a la sombra del tardojansenismo (cuya expresión más madura había sido el Sínodo de Pistoya de 1876). En Tal contexto se arguyo de nuevo con los cuatro artículos galicanos (1862), ahora en el marco de los debates para cubrir las vacantes episcopales. Además , se difundió una visión muy restrictiva de la potestad papal, que, según Pistoya, consideraba que el papa era mera cabeza ministerial de la Iglesia y que recibía tal potestad de la Iglesia y no del mismo Cristo; limitada sólo a la doctrina y a las costumbres (fides et mores), <>. Así mismo, se consideraba, en una línea episcopalista, que los obispos<>, como si los papas no tuvieran ningún derecho al respecto.

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  28. tercera parte
    De este modo, la cuestión galicana o tardojansenista abocó en la crisis de los <>. Frente a tales planteamientos, muy restrictivos de la jurisdicción pontificia (porque –se decía- la potestad espiritual eclesiástica reside originalmente en el pueblo fiel y el Papa sólo es la cabeza espiritual de la Iglesia, con un ministerio delegado), reaccionaron el sacerdote mexicano Rafael abogado y el también presbítero ecuato-peruano José Ignacio Moreno.
    El oratoriano Rafael Abogado, en su afán de destacar la primacía del Romano Pontífice pudo minusvalorar, en algún momento, el ministerio episcopal. Rafael Abogado confundió en efecto la <> en materias de fe (que corresponde sólo a Pedro); con la legítima potestad que los apóstoles recibieron de Cristo y que se trasmite después a sus sucesores por vía sacramental.
    Por otro lado, la teología de José Ignacio Moreno, buscaba argumentos escriturísticos y de tradición para sostener que sólo el Santo Padre tiene jurisdicción plena inmediata y universal sobre toda la Iglesia, y que a él esta reservada la designación de los miembros del colegio episcopal.
    Sin embargo, interpreto de forma demasiado amplia el pasaje neotestamentario en que Jesús había confirmado el primado a San Pedro.<> (Lc 22,32). Entendía correctamente que la autoridad episcopal de San Pedro había pasado a sus sucesores (los papas) en toda su amplitud; en cambio, consideraba erróneamente que ceso, al morir el último de los Doce apóstoles, la autoridad especial que estos habían detentado. Considero, por ello, que no hay por eso un perfecto paralelismo entre las relaciones de Pedro con el colegio apostólico y las relaciones del papa con el colegio episcopal. La intención del Dr. Moreno era loable: quería rebatir el galicanismo del Libertador y de alguno de sus seguidores con argumentos eclesiológicos tomados de la tradición. Sin embargo, corregía un error con otro error, aunque en aquellos años, como ya se ha dicho, la teología del episcopado no estaba tan clara como ahora.

    Comentario.

    Siguiendo la lectura sobre los acontecimientos como los presenta el autor, podemos decir, que el dialogo entre lo revelado y custodiado por la Iglesia con las posturas de los pensadores que confrontan estas revelaciones, tendrá, en cada tiempo, la necesidad de primeramente entender bien el contexto de lo “antes y después” de cada situación. Hacer uso de lo histórico como plataforma de encuentro, para intentar reconocer los orígenes de cada propuesta y, tratar de describir o encontrar el sentido humano de la propuesta con una escala de valores que reflejen eso humano, para así, a la luz de la revelación, orientar el pensamiento en busca de un orden supremo.

    Miguel Cervantes Santamaría.

    Fuente: Josep-Ignasi Saranyana
    Universidad de Navarra
    Instituto de Historia de la Iglesia
    E- 31080 Pamplona
    saranyana@unav.es

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  29. Aporte sobre la lectura del documento Anuerio de la Historia de la Iglesia sobre:

    "Clero insurgente y clero realista en la Revolución colombiana de la Independencia"

    Por Jorge Andrés Medina Roa

    Soy colombiano, y para mí es grata sorpresa saber que en las luchas por nuestra independencia hubo participación del clero secular y religioso, especialmente del clero nativo americano (criollo).
    El autor del artículo, Iván Darío Toro, hace una exhausta búsqueda de los registros eclesiales y oficiales con el propósito de hallar elementos que hablen sobre la participación del clero en la gesta independentista, y sí, hay datación importante que registra exhortaciones, menciones honoríficas, reflexiones sociopolíticas, órdenes de detención, etc., que dejan el claro el papel, un tanto político y mucho de evangélico, de algunos personajes eclesiales en la preocupación y la necesidad de liberar al país de la hegemonía, dominio y dependencia abusiva de la corona española.
    Es obvio que el clero que adopta una postura «insurgente» respecto a la forma amenazante y despótica del gobierno en curso, en este caso hablando del virreinato de la Nueva Granada, su medio de lucha no va a ser el armado ni el medio de la represión por la violencia. Sus armas de «combate» van a ser la palabra de Dios, la reflexión teológica-filosófica, el anuncio liberador evangélico y la creída propuesta de dignificación de la persona. Su «insurgencia» de deja ver desde los púlpitos, desde algunas gacetas, boletines, periódicos y panfletos dirigidos al público, desde la enseñanza universitaria, en la catequesis, en la implementación de propuestas de orden socialista, etc. Sin embargo, existen casos de eclesiásticos que optaron por el camino bélico.
    Un detalle que me pareció importantísimo se deja ver en el Acta de Revolución del 20 julio de 1810, de los cincuenta y tres firmantes, catorce pertenecen al celo regular y diocesano. Ya en 1813, el entonces presidente de Cundinamarca, Jorge Tadeo Lozano, califica de «Revolución clerical» la Revolución de Independencia del país, ello lo hace en agradecimiento con la iglesia, ya que muchos sacerdotes dirigían el impulso del pueblo en todas sus operaciones... agradecimientos tales, también son expresados por los más ilustres personajes militares y políticos de la surgente república,destaco a Simón Bolivar, el vice-presidente Santander, el general Antonio Nariño y a los diferentes gobernantes de la zona metropolitana y de la periferia, así mismo al congreso de la república.
    Muchos de los eclesiásticos que participaron en la Revolución de Independencia también ocuparon cargos importantes en el nuevo orden social del país.
    El autor menciona y presenta brevemente la biografía de varios personajes eclesiales que apoyaron la gesta independentista, especialmente menciona al primer arzobispo metropolitano de la república Fernando Caycedo y Flórez, varios obispos y rectores-maestros de universidades católicas.
    Concluyo que la participación del clero dentro de la insurgencia criolla para la independencia española es notablemente visible y decisiva para lograr el fin independentista, ya que el organismo o institución eclesial goza de «peso social» y su influencia sobre el pueblo es alta.
    A pesar de la reconquista española que dilató diez años, la porción eclesiástica que apoyaba la gesta independentista no dudó en seguir con sus impulsos e influencia insurgente sobre el pueblo, hubo excomuniones, arrestos, ejecuciones y asilamientos.
    Hubo miedo y muchos obispos mantuvieron su filiación con la corona española, temiendo perder sus posiciones eclesiales. En todo caso, el deseo de independencia era fuerte y, unos pocos en contra, no eran vasto impedimento para detener el gran Tsunami que se aproximaba, pues era el deseo y la propuesta efectiva de liberación de un pueblo desbordado de tanta injusticia y abuso colonial por parte de la «madre patria».

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  30. RUTILIO ANTONIO REYES
    ECCLESIA IN EMERICA
    «Predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe. Y ¡ay de mí si no predicara el Evangelio!» (1 Cor 9, 16). Este deber se funda en el mandato del Señor resucitado a los Apóstoles antes de su ascensión al cielo: « Proclamad la Buena Nueva a toda la creación» (Mc 16,15). Con estas líneas del Evangelio da apertura al documento el Sumo Pontífice.
    La Nueva Evangelización, será el punto de partida con diferentes perspectivas: social, política, económico, cultural, mundo secularizado entre otras y la Iglesia como portador del Evangelio en América Latina será punto de lanza. Entre todos estos temas está la evangelización, es decir, la Iglesia como cuna de la tradición y autoridad apostólica lance el evangelio a tiempo y destiempo contrastando el mundo secularizado, y es realizable este anuncio uniendo las Iglesias locales: desde Obispos, Sacerdotes, Diáconos, religiosos, religiosas, laicos, incluso en la mismas familias, las familias católicas invitados a ser iglesias domesticas como centros de trasmitir las nuevas generaciones la fe cristiana como un tesoro y donde se ora en común. Pues bien, según el documento cada uno es evangelizador de su cultura o realidad anunciar a Cristo.
    APARECIDA
    Habla más de una reevangelización, reafirmación de fe y la madures que cada miembro de la Iglesia debe asumir en la evangelización, es decir, al hablar de esta manera refiriéndose a los nativos de América Latina y del Caribe, que de alguna manera vivían la fe y tenían la fe a su manera “llamados semillas del Verbo”. Sin embargo, es necesaria una reevangelización para un encuentro con Cristo: con madurez, certeza, convicción como verdaderos “misioneros y discípulos de Cristo” que portan el evangelio y el evangelio es vida manifestada en Cristo. De esta forma alimentarán a los demás religiones con testimonio y vida.
    También planteo temas no destacados en Ecclesia in América como: situación sociocultural, situación económica, dimensión sociopolítica, biodiversidad, ecología, Amozonia, y Antártida. Presencia de los pueblos indígenas y afroamericanas en la Iglesia, situación de nuestra iglesia en esta hora histórica de desafíos. En adelante estos retos serán relevantes para la Iglesia, pero una Iglesia que incumbe a todo bautizado estos problemas. Ahora bien, los retos problemáticas que acontecen en la sociedad son diversos y el tiempo dará la razón de cómo enfrentarlos. Sin embargo, para mí la confrontación de Ecclesia y Aparecida son diversos con una misma causa “Cristo”, pero algo que me parece irreal es la del método, es decir, aplicar un modelo en América Latina y el Caribe de la misma forma, como si los problemas y las personas fuesen iguales. Además estos escritos terminan quedándose en los libreros de alguna oficina parroquial totalmente obsoletos en la práctica como muchos documentos…En fin, algo aportan o aportaron para los retos de la Iglesia.

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  31. Martín Mejía Mendoza. Historia de la Iglesia en América y México.
    Eclesia en América y Aparecida.
    Trabajo De comparación. 04/05/10.

    Quiero comenzar en este trabajo hablando de lo maravilloso que me han parecido estos documentos , por su mensaje. Están hechos para la iglesia en América, se deja sentir en ellos la cercanía con el pueblo, partiendo de necesidades entendidas por los pastores de la Iglesia Americana.
    Estos dos documentos de principio se convierten en exhortadores de la evangelización en los Pueblos Americanos, particulares como en general.
    Dos Papas, Juan Pablo II y Benedicto VI, quizá se deja sentir la misma línea evangelizadora en los documentos, la misma preocupación y anhelo en cada uno de ellos. Dos milenios y dos siglos diferentes, pero con un contexto similar, el mundo y en especial América es sacudido por acontecimientos que afectan al mundo, no de la misma forma, pero si con grandes estragos para nuestro continente, la globalización, el narcotráfico, la venta de armas, la ecología, etc.
    Se puede apreciar en los dos documentos la necesidad que hay por ser misionero permanente, siendo Cristo la cabeza de de la Iglesia Americana. Partiendo de esta necesidad, se hace una obligación del bautizado, (obligación no vista como imposición, sino como compromiso de amor), el dar a conocer o a dar una reinterpretación al Evangelio. Una reinterpretación liberadora, (de manera entendida sin violencia), que ayuda al pueblo americano y en especial al Pueblo Latino.
    Me doy cuenta y pienso en el proceso que ha tenido la Iglesia Americana y en estos documentos se ven reflejados muchos años en que la Iglesia Americana ha tenido que caminar y salir adelante entre luchas y penas, pero también (y creo que es lo más importante) entre muchas cosas buenas, como hombres que se han comprometido a favor de la verdad y del amor en Cristo.
    América es y será un continente lleno de cosas buenas y es por eso que se tiene que echar mano de todos los medios posibles para la reevangelización en este continente, es por eso la exhortación que hacen estos documentos de hacer del evangelio una luz para guiarse a través de esta.
    Me doy cuenta que se exhorta a ver con fe en Cristo al Pueblo Americano, con una mirada teológica y pastoral, esto para poder interpretar en donde estamos y hacia dónde vamos. América tiene que ser considerado como una tierra de misión y de una misión permanente y esto nos hace el llamado a ser verdaderos hermanos, y al oír un canto que dice, cuando el pobre crea en el pobre , me llega a la mente el pueblo de nuestro continente, pues eso es lo que hace falta y también a lo que nos animan estos dos documentos, (Eclesia en América y el de Aparecida). Nos piden y alientan a creer en nosotros mismos y que salgamos adelante desde donde estamos, con lo que disponemos, aprovechar todo lo que tenemos, (medios de comunicación, agentes de pastoral, sacerdotes, religiosas, nosotros mismos, etc.), esto con el fin de alcanzar un bienestar en todos los sentidos y hacer de nuestra Iglesia una Iglesia de verdaderos Cristianos llenos de Dios.
    Al pensar en este trabajo que se tiene que realizar para que se logren los objetivos de una nueva reevangelización en nuestro continente, me lleva a la conclusión de una preparación continua, desde mi contexto, personal y comunitaria. Esto con el objetivo de no hacer de la reevangelización un negocio, una oportunidad de dominar al otro o de juzgarlo de manera cruel, o de que la palabra sea mal interpretada y se haga de la fe una fe sin fuerza, milagrera y el pueblo en lugar de salir adelante se pierda en una falsa esperanza.
    Sé que el trabajo es difícil y que tiene que estar presente en todas partes, es decir, no solo en el templo, si no que tiene que estar en lo social, en lo económico, político, cultural etc. Es decir en todos os rincones de nuestra America.

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  32. Comentario historia de la Iglesia: conferencias Episcopales generales
    Respecto a las conferencias episcopales de Latinoamérica, creo que a han sido el resultado de los procesos de avances que la Iglesia ha tenido aquí en América. Ponerse en actitud reflexivo para analizar los progresos y los desafíos de la misión; la consolidación y crecimiento de nuestras comunidades eclesiales en sus diversos contextos. En la primera conferencia se quiso poner énfasis en la cuestión social que de algún modo era uno de los problemas clave y por lo tanto urgía una respuesta o alternativa de parte de la Iglesia. En la segunda tocaba a la Iglesia realizar una revisión de su crecimiento y asimilar los cambios propuesta por el concilio vaticano II. En la tercera conferencia la tarea es de analizar los problemas sociales y conflictos de revoluciones que estaba invadiendo gran parte de América especialmente Centro América, y la asimilación de la teología de la liberación en su quehacer eclesial. En la cuarta conferencia reaviva el ardor del impulso misionero inspirándose en la encíclica Redemptors missio de Juan pablo II; la misión urge, pero hay que hacerlo con nuevo ardor, nuevos medios para anunciar a Jesucristo ayer hoy y siempre para dinamizar a la Iglesia. y en la quinta conferencia de Aparecida trataron sobre problemas sociales que preocupan a la sociedad y a la Iglesia por supuesto ya que está inmerso a esta realidad del ser humano. Problemas como la inmigración, narcotráfico, pobreza y gobiernos corruptos en muchos de los países del continente y un tema núcleo de la vida de la Iglesia el de ser discípulo y misionero de Jesucristo, creo que han sido avances que poco a poco ha tenido la Iglesia aquí en el continente.
    Carlos M. García Xicay

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  33. Martín Mejía Mendoza.
    Teología de la Liberación.
    Historia de la Iglesia en América Latina y México.

    Hablar de La Teología de la liberación y de sus inicios podría no ser un dato preciso, pero si tenemos la certeza de que en nuestro continente ha tenido su mayor auge en la década de los 70s aproximadamente, podríamos mencionar muchos personajes que han sido grandes exponentes de esta corriente teológica como Gustavo Gutiérrez Leonardo Boff, Jon Sobrino, etc.
    Hay algo que me gustaría mencionar sobre esta corriente teológica y es que, esta corriente teológica es producto de un proceso en la historia de nuestro continente, un proceso que surge a raíz de la opresión, de la desigualdad y de la corrupción de nuestros gobiernos.
    Esto es aplaudible visto, desde que es una respuesta de los hombres y mujeres que cansados de ser explotados, alzan la voz y dicen basta a todo la injusticia que se vive.
    El nacimiento de esta corriente teológica es una parte importante en la historia de nuestro continente, pues es una de las señales de que ya se está haciendo conciencia y se realiza un pensamiento propio, no europeo como se ha tenido hasta estos momentos. Esto es un signo visible de que en nuestro continente hay gente que crea pensamiento nuevo, o le da forma a un tipo de pensamiento.
    Sé que estamos en pañales y que quizá nos llevara mucho tiempo para poder estructurar de mejor manera una corriente de pensamiento como la Teología de la Liberación, pero hemos comenzado y ahora nos toca continuar hacia adelante y no pensar que podría ser un fracaso. Tenemos que seguir creando pensamiento desde nuestro contexto y sobre todo alzar la voz para ser escuchados todos los hombres y mujeres que necesitamos una manera de poder expresar lo que sentimos.

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  34. RUTILIO ANTONIO REYES
    ECCLESIA IN EMERICA
    «Predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe. Y ¡ay de mí si no predicara el Evangelio!» (1 Cor 9, 16). Este deber se funda en el mandato del Señor resucitado a los Apóstoles antes de su ascensión al cielo: « Proclamad la Buena Nueva a toda la creación» (Mc 16,15). Con estas líneas del Evangelio da apertura al documento el Sumo Pontífice.
    La Nueva Evangelización, será el punto de partida con diferentes perspectivas: social, política, económico, cultural, mundo secularizado entre otras y la Iglesia como portador del Evangelio en América Latina será punto de lanza. Entre todos estos temas está la evangelización, es decir, la Iglesia como cuna de la tradición y autoridad apostólica lance el evangelio a tiempo y destiempo contrastando el mundo secularizado, y es realizable este anuncio uniendo las Iglesias locales: desde Obispos, Sacerdotes, Diáconos, religiosos, religiosas, laicos, incluso en la mismas familias, las familias católicas invitados a ser iglesias domesticas como centros de trasmitir las nuevas generaciones la fe cristiana como un tesoro y donde se ora en común. Pues bien, según el documento cada uno es evangelizador de su cultura o realidad anunciar a Cristo.
    APARECIDA
    Habla más de una reevangelización, reafirmación de fe y la madures que cada miembro de la Iglesia debe asumir en la evangelización, es decir, al hablar de esta manera refiriéndose a los nativos de América Latina y del Caribe, que de alguna manera vivían la fe y tenían la fe a su manera “llamados semillas del Verbo”. Sin embargo, es necesaria una reevangelización para un encuentro con Cristo: con madurez, certeza, convicción como verdaderos “misioneros y discípulos de Cristo” que portan el evangelio y el evangelio es vida manifestada en Cristo. De esta forma alimentarán a los demás religiones con testimonio y vida.
    También planteo temas no destacados en Ecclesia in América como: situación sociocultural, situación económica, dimensión sociopolítica, biodiversidad, ecología, Amozonia, y Antártida. Presencia de los pueblos indígenas y afroamericanas en la Iglesia, situación de nuestra iglesia en esta hora histórica de desafíos. En adelante estos retos serán relevantes para la Iglesia, pero una Iglesia que incumbe a todo bautizado estos problemas. Ahora bien, los retos problemáticas que acontecen en la sociedad son diversos y el tiempo dará la razón de cómo enfrentarlos. Sin embargo, para mí la confrontación de Ecclesia y Aparecida son diversos con una misma causa “Cristo”, pero algo que me parece irreal es la del método, es decir, aplicar un modelo en América Latina y el Caribe de la misma forma, como si los problemas y las personas fuesen iguales. Además estos escritos terminan quedándose en los libreros de alguna oficina parroquial totalmente obsoletos en la práctica como muchos documentos…En fin, algo aportan o aportaron para los retos de la Iglesia.

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